La erosión de la caravana

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• Perdió 2 mil de sus integrantes

• Gran flujo por el Valle de Texas

Durante los últimos meses México vivió una aparente crisis por migrantes sin precedente.

Miles de centroamericanos, en su mayoría del llamado “Triángulo del norte”, integrado por Honduras, El Salvador y Guatemala, se alojaron sobre la frontera del sureste de México para ingresar al país en grupos muy numerosos, que llegaron a ser de miles, con el fin de atravesar el territorio mexicano y llegar hasta la frontera con los Estados Unidos para internarse en ese país en forma indocumentada demandando asilo por supuesta persecución, amenaza, inseguridad o pobreza que existe en sus países de origen.

Como fue del dominio público internacional, los contingentes de migrantes avanzaron hasta la ciudad de México, donde se les brindó albergue y, de ahí, decidieron partir hasta llegar a Tijuana y Mexicali, en el estado de Baja California, desde donde planeaban ingresar tumultuosamente a la Unión Americana.

Su propósito fue logrado. Alrededor de ocho mil centroamericanos se concentraron en esa esquina noroeste del país, desde donde pretendieron, en varias ocasiones por la fuerza y pacíficamente, ingresar tumultuosamente al país de sus sueños. Los intentos violentos fueron repelidos por las fuerzas, ya para entonces muy organizadas, de la Patrulla Fronteriza y de Protección Fronteriza de Aduanas (CBP), y quienes optaron por hacer fila para solicitar asilo se dieron cuenta de que el trámite marcado por los Estados Unidos estaba limitado a la capacidad con la que se cuenta para poder procesar las numerosas solicitudes, que llegaban escasamente a unas cien por día.

La gran aglomeración de migrantes provocó, no solamente una crítica situación para la ciudad de Tijuana, que se vio en un momento dado incapaz de contar con los recursos necesarios para brindar albergue y alimentación a los miles de inesperados huéspedes, sino también una confrontación de las autoridades locales con la Federación a quien reclamaban recursos para paliar lo que se calificó como crisis humanitaria.

Finalmente, organismos internacionales intervinieron para mitigar lo que ya era considerada como una crisis humanitaria.

Pero en los últimos días, algunas informaciones destacan que dos mil de los peregrinos aspirantes a residentes estadounidenses integrantes de la caravana se encuentran desaparecidos, aparentemente sin que nadie de indicios de su paradero.

La caravana, por su magnitud en número y sus efectos mediáticos, ha sido prácticamente el gran centro de atención. De acuerdo con encuestas, es el hecho que tiene más presente la población mexicana después de la asunción al poder de Andrés Manuel López Obrador.

Sin embargo, el árbol, frondoso árbol si se quiere, no ha dejado ver el bosque.

Las fronteras de Arizona y Texas registran la entrada de miles de migrantes indocumentados que exceden con mucho al número de los integrantes de la caravana.

No estamos en condiciones de demostrarlo, pero no sería absurdo pensar que si existen tantas dificultades para ingresar como integrantes de la multicitada caravana, es más fácil recorrer un tramo más dentro de la franja fronteriza e ingresar a territorio estadounidense por otros puntos que no implican tanto problema como lo que está ocurriendo en el área de Tijuana.

Por dar una idea de lo que realmente está ocurriendo, de acuerdo con informes oficiales de la Patrulla Fronteriza, en el Valle de Texas ingresan diariamente docenas o cientos de inmigrantes indocumentados por las riberas del Bravo, en su gran mayoría centroamericanos, que son “detenidos”, por decirlo de alguna forma, ya que en la realidad ellos mismos se entregan; una fracción que es minoría de ellos solicita asilo, el que desafortunadamente no se concede en la gran mayoría de los casos, pero que en tanto se da una decisión de los jueces de migración, que puede tardar semanas, meses o años, los integrantes permanecen en territorio estadounidense en diversas modalidades.

De acuerdo con las cifras oficiales de la Patrulla Fronteriza, tan sólo durante el mes de noviembre fueron aprehendidos 11,400 integrantes de grupos familiares y 2,300 menores no acompañados. Es decir, la cifra de migrantes cruzando la frontera tan sólo en el Valle de Texas es superior a la de los que integran la caravana.

De acuerdo con una información divulgada por la Agencia Notimex, teniendo como fuente CBP, “Más de 92 mil personas pidieron asilo a Estados Unidos en la frontera con México durante el año fiscal 2018, un aumento del 67 por ciento en relación con el año previo.

“Agentes de la CBP reportaron un total de 38 mil 269 solicitudes de asilo en los puertos de entrada a Estados Unidos y otros 54 mil 690 entre los puntos de cruce, para un total de 92 mil 959 casos.

“La CBP sostuvo que se trata de un “cambio dramático” comparado con el periodo 2000-2013, cuando menos del 1.0 por ciento de las personas encontradas por agentes fronterizos iniciaban proceso de asilo”.

El cable concluye diciendo que “En total, CBP detuvo o consideró inadmisibles a 521 mil 090 personas en el año fiscal 2018, que abarca el periodo desde el 1 de octubre de 2017 al 30 de septiembre de 2018, un aumento de más de 100 mil respecto de los 415 mil 517 del año fiscal 2017”.

La gran mayoría pasó por territorio mexicano.

La caravana, ya erosionada en número, pese a que ha sido foco de atención internacional, representa tan sólo una pequeña parte de un problema migratorio de gran magnitud.