“Me canso ganso”

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Por José Luis B. Garza

La asunción de un nuevo presidente en México es un hecho que reviste una gran trascendencia. El solo hecho de que una persona diferente asuma la mayor representación política del país implica un cambio en la concepción y rumbo de la Nación. Es imposible sustraerse a que cada uno de los presidentes le impriman un estilo personal a gobernar.

Lo que ocurrió, sin embargo, a partir del primero de diciembre con la llegada de Andrés Manuel Obrador a la Presidencia pretende ir más allá de un cambio de personalidades. Es, cuando menos en la intención, hacer un cambio profundo en el sistema político y acabar con el sistema neoliberal que, al decir del investido, ha provocado pobreza, corrupción e impunidad, agravado todo esto por una inseguridad sin precedente.

Eso implicará romper con muchas prácticas y aspectos gubernamentales.

De todos los actos, algunos inéditos, que se han dado en estos cuantos días, el discurso que dio ante el Congreso de la Unión, tras rendir protesta, debemos considerarlo como el esbozo de su proyecto de gobierno, que estuvo precedido por una recapitulación de los hechos económicos y políticos de varios de sus antecesores, adversarios políticos suyos en mayor o menor medida.

El amable inicio de su discurso en el que dijo, refiriéndose al hasta un día antes presidente Enrique Peña Nieto: “Agradezco sus atenciones, pero, sobre todo, le reconozco el hecho de no haber intervenido, como lo hicieron otros presidentes, en las pasadas elecciones presidenciales. Hemos padecido ya ese atropello antidemocrático y valoramos el que el presidente en funciones respete la voluntad del pueblo. Por eso, muchas gracias, licenciado Peña Nieto”.

Quienes pensaron que el tono del discurso iba a ser amable se equivocaron.

El agradecimiento expresado fue algo así como aquel “con todo respeto” que precedía a encendidos señalamientos de la actuación política oficial en su largo tiempo de aspirante presidencial. Citamos algunos fragmentos.

Dio paso a señalamientos como: ”El distintivo del neoliberalismo es la corrupción. Suena fuerte, pero privatización ha sido en México sinónimo de corrupción.

“Empiezo por informar que hemos promovido una ley para convertir la corrupción en delito grave, que aunque parezca increíble no lo era.

“Dejo en claro que si mis seres queridos, mi esposa o mis hijos, cometen un delito, deberán ser juzgados como cualquier otro ciudadano. Sólo respondo por mi hijo Jesús, por ser menor de edad”.

Poco a poco fue entrando en tema y arremetió contra sus antecesores. “Cuando terminó el sexenio del presidente Fox la deuda pública –esto no se sabe, pero no está de más recordarlo– era de 1.7 billones. Cuando dejó el gobierno Calderón, la deuda aumentó a 5.2 billones, más de 200 por ciento. Y en esos dos sexenios fue cuando se recibió más dinero por la venta de petróleo al extranjero y todo se derrochó o se fue por el caño de la corrupción.

“Ahora la deuda es de 10 billones. Nada más para pagar el servicio de esa enorme deuda tenemos que destinar del presupuesto del año próximo alrededor de 800 mil millones de pesos. Por eso, ya no va a aumentar la deuda pública. Ese es nuestro compromiso”.

Pese a que el Peña Nieto permaneció inmutable la mayor parte del tiempo, cuando escuchó las afirmaciones de López Obrador, no resistió el impulso de anotar cada una de las cifras expresadas por el nuevo mandatario.

Reiteró lo que representará un enorme cambio para la frontera norte de México: “El día primero de enero en esta franja se reducirá el IVA del 16 al 8 por ciento. El impuesto sobre la renta bajará al 20 por ciento”.

Cuidó de dejar muy presente su reconocimiento al Ejército al expresar que: “Las Fuerzas Armadas han hecho escuelas, tienen universidades, centros de investigación, poseen disciplina y espíritu de cuerpo, han mantenido su vocación nacionalista, y esto es muy importante, y nunca han estado subordinadas a ninguna hegemonía o fuerza extranjera”.

Dedicó buena parte de su mensaje a reafirmar los programas sociales dirigidos a las personas de la tercera edad, discapacitados, mujeres, estudiantes y los llamados “ninis”. Reiteró que todos ellos contarán con el apoyo gubernamental para cambiar sus condiciones de vida en mayor o menor medida.

Uno de los momentos en que se apartó del texto de su discurso fue cuando, poseído por un ánimo de garantizar que su proyecto de gobierno será una realidad, expresó: “Me canso ganso”, expresión que quizá para las nuevas generaciones sea desconocida, pero que suele o solía ser utilizada cuando alguien reafirma el propósito de lograr alcanzar un objetivo cuando esto ha sido puesto en duda.

Llega López Obrador con un respaldo legislativo y popular sin precedente en el presente siglo, es decir, no tendrá dificultad, si se opera adecuadamente, en lograr los consensos para alcanzar las ambiciosas metas de gobierno que se ha fijado.

Hay respaldo, esperanza y hay sed de justicia social y de paz en la ciudadanía.

Está el nuevo presidente ante el gran reto de lograr su Cuarta Transformación.

Ojalá, por el bien de la Patria, no se convierta en una “Transformación de cuarta”.