Migración, irreversible polémica

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Por José Luis B Garza

Pese a sus grandes implicaciones de todo tipo, sobre todo económicas y políticas, la migración parece que no ha merecido la debida atención y, lo más grave, la debida comprensión por parte de autoridades de todos los niveles tanto en México, como en Centroamérica y Estados Unidos.
Simplemente se sufren o disfrutan sus consecuencias.
Para quienes vivimos en la frontera entre México y los Estados Unidos, en cualquiera de las dos naciones o, como se da en algunos casos, en ambas, el llamado fenómeno migratorio ha sido familiar a lo largo de nuestras vidas.
Tenemos pleno conocimiento de personas que dejan sus lugares de origen para trasladarse a la frontera de México en busca de trabajo que no tienen en otras latitudes. Las ciudades fronterizas, dentro de las que se tienen que incluir a las tamaulipecas, han sido receptoras de miles de oriundos del interior de la República que se han integrado como parte de la fuerza laboral en toda clase de centros de trabajo, sobre todo en las plantas maquiladoras. Eso forma parte ya de la cotidianidad regional.
Pero la migración internacional que tiene como objetivo llegar a los Estados Unidos, mayormente integrada por residentes de los países de Guatemala, El Salvador y Honduras, pero sin descartar un creciente número de nacionalidades de otros países e, inclusive, de otros continentes, se ha convertido en una gran crisis de índole humana con efectos en lo político y económico.
El flujo de aspirantes a residir en la Unión Americana, sin importar el estatus en que eso ocurra, se ha estado incrementando notoriamente y su llegada parece rebasar los recursos existentes para procesar su llegada, albergarlos y atender su comparecencia ante las autoridades o jueces migratorios.
Los puentes internacionales, como nunca, se han convertido en recintos de personas de diversas nacionalidades que esperan hacinadas, entrar a las aduanas estadounidenses para solicitar asilo. La situación derivó en la decisión de las autoridades de Aduanas y Protección Fronteriza de asignar personal a mitad de algunos puentes como el de Hidalgo – Reynosa, justo en la línea divisoria de ambos países, para permitir acceso solamente a quienes cuenten con los documentos que autoricen su legal estancia temporal o definitiva en territorio estadounidense.
La medida se hizo extensiva ya, además de las áreas peatonales, a los carriles de cruces de vehículos, donde una patrulla con su respectivo equipo humano se encuentra apostada para evitar la introducción de personas al “otro lado”, lo cual no siempre ha sido posible, ya que el infinito ingenio de los migrantes ha logrado en ocasiones evadir la vigilancia de los aduanales estadounidenses.
Lo inentendible es que se da una gran difusión a una caravana integrada por 1,800 migrantes que atraviesa México o bien al secuestro de un grupo de 19 en una autobús, sin que eso no deje de ser grave, y poco se atiende la situación de que tan sólo en una franja de 215 kilómetros entre las ciudades tejanas de Roma y Brownsville, ingresa un promedio superior a mil indocumentados, a diario, que inclusive ha logrado alcanzar la cifra de 1,700, como ocurrió el pasado día 26 de marzo.
Recordamos que esos migrantes no evaden a las autoridades migratorias o a la Patrulla Fronteriza, sino todo lo contrario, se entregan a ellos ante la imposibilidad legal de ser deportados por no proceder de un país contiguo como México.
La crisis por falta de recursos, por otra parte, ha obligado a que los migrantes detenidos sean prácticamente liberados de inmediato provocando ya la reacción de autoridades locales, como ocurrió el pasado viernes, cuando el juez del Condado Hidalgo, Richard Cortez, expresó públicamente su inconformidad ante la falta de recursos de la Federación a las autoridades migratorias para poder cumplir adecuadamente con sus funciones. Ese día se dejaron en libertad 2,000 migrantes indocumentados y eso va a continuar ocurriendo, lo cual, desde luego, alentará la migración indocumentada con todas las consecuencias que tiene para México como país de tránsito y para Estados Unidos como destino.
El Condado Hidalgo comprende, ente otras, las ciudades de Weslaco, McAllen, Hidalgo, Pharr, Mission y Edinburg.
El tema parece no ser apreciado en toda su magnitud ni por los países de origen que, por cierto, se benefician de las divisas de sus migrantes, sin importar su estatus, ni de los de tránsito y destino porque a final de cuentas hay ya intereses creados en torno a toda esa migración, que ha dado un giro que no es o no quiere ser visto.