POR RICARDO GODOY
El régimen comunista chino ha implementado una ofensiva económica y política en América Latina, enmascarada en su proyecto La Franja y la Ruta, para crear dependencia económica e insertarse en la vida política de los países frente a Estados Unidos.
Recientemente, numerosos líderes han criticado la postura de Pekín en América Latina y la imposición de una política que condiciona el comercio con China a la ruptura de relaciones con Taiwán.
Desde 2014, el régimen comenzó a cortejar a las naciones latinoamericanas con proyectos ambiciosos de infraestructura y desarrollo tecnológico, sustentados en los recursos de un país de partido único y con récord de violación sistemática de los derechos fundamentales. El modelo que China exporta no radica en la libertad individual, ni en la economía de mercado, sino en el control político y económico centralizado.
En cambio, Taiwán, a pesar de ser un país pequeño, ha demostrado cómo la libertad económica y política genera riqueza y bienestar, y las relaciones comerciales con otros países se sustentan en el beneficio mutuo y la transparencia.
El 3 de agosto de 2025, el Frente Hemisférico por la Libertad, una coalición de representantes y activistas de países de Latinoamérica, condenó la intromisión de China en los asuntos internos de República Dominicana por parte del embajador Chen Luning. Igualmente, respaldó las declaraciones de Pelegrín Castillo, vicepresidente del partido dominicano Fuerza Nacional Progresista (FNP) sobre los peligros de la presencia de China en el Caribe.
China no solamente utiliza las relaciones comerciales como anzuelo para insertarse en la dinámica interna de los países latinoamericanos, sino también a entidades hemisféricas como CELAC, CEPAL y fundaciones de pensamiento socialista que promueven el acercamiento con Pekín. En ese contexto, el régimen chino ha abierto el Instituto Confucio en diversas capitales, desde donde disfraza su ambición hegemónica con reportes académicos y estudios sociopolíticos y económicos.
En febrero de 2025, el presidente de Panamá José Raúl Mulino anunció que rompería el acuerdo de La Franja y la Ruta, luego de sostener una reunión con el secretario de Estado norteamericano Marco Rubio, donde se valoró la importancia geopolítica del Canal de Panamá y la peligrosa presencia china allí.
Según el investigador César Eduardo Santos, La Franja y la Ruta ha tenido un impacto limitado en Centroamérica por dos razones fundamentales: la promoción de escasos proyectos —de los cuales pocos se han llevado a efecto— y el desarrollo de infraestructura por parte de entidades chinas sin necesidad de acuerdos. No en vano, el expresidente costarricense Luis Guillermo Solís reconoció en una entrevista que la iniciativa no ha representado beneficios reales para su país.
Las opciones son más que claras ante la creciente influencia del régimen comunista chino y su forma coercitiva de relacionarse, en comparación con la diplomacia respetuosa y las oportunidades dentro del marco de la libertad económica y política que representa Taiwán. Ojalá los líderes latinoamericanos formados en libertad comprendan el peligro que significa el comunismo chino, apoyado además por los regímenes de Cuba, Venezuela y Nicaragua, y decidan por la libertad frente a la coerción.
* Ingeniero Ricardo Godoy, cofundador y vocero del Frente Hemisférico por la Libertad.