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Tuesday, July 29, 2025
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El favor de Trump a los dictadores de Cuba y Venezuela

Andres Oppenheimer
Las dictaduras de Venezuela, Cuba y Nicaragua deben estar de fiesta, porque los grupos de derechos humanos y los medios independientes en esos países están siendo diezmados por los recortes de ayuda exterior del presidente Donald Trump a organizaciones que luchan por la democracia en todo el mundo.

Tras la ley firmada por Trump el 18 de julio, que recortó $9 billones en ayuda exterior y a la radiodifusión pública, muchos grupos de defensa de la democracia en América Latina están reduciendo drásticamente sus operaciones. Algunos están considerando cerrar por completo, me dicen activistas.

Los recortes de Trump incluyen $8 billones a la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID) y otras organizaciones. Casi la mitad de esos fondos — $4 billones — eran para organismos internacionales, grupos de derechos humanos y medios de prensa independientes que contrarrestaban los masivos programas de propaganda política y cultural de China y Rusia.

Comparativamente, estos $4 billones eran una migaja comparados, por ejemplo, con los $170 billiones que la reciente ley “Grande y Hermosa” de Trump destinará para detener y encarcelar a inmigrantes indocumentados.

Los grupos de derechos humanos en Cuba, Venezuela, Nicaragua, El Salvador y otros países están sufriendo “una amenaza existencial” por los recortes de Trump, me dijo Juan Pappier, director para América Latina de Human Rights Watch.

Buena parte de esa ayuda era canalizada por el Instituto Republicano Internacional (IRI), una organización sin fines de lucro vinculada al Partido Republicano.

Desde que Trump inició su segundo mandato en enero, el IRI ha debido suspender 92 de sus 95 programas de defensa de la democracia en países autoritarios, según reportó el Miami Herald. El 85% del personal del IRI ha sido despedido y sus 64 oficinas internacionales han cerrado, informó TheHill.com.

Esta semana, el Comité de Asignaciones de la Cámara de Representantes —controlado por los republicanos— aprobó un proyecto que podría restaurar parte de los programas de ayuda externa que Trump pretende eliminar. Sin embargo, no está claro qué alcance podría tener esa iniciativa legislativa o si prosperará.

Laritza Diversent, directora ejecutiva de CubaLex, uno de los grupos de derechos humanos más conocidos de la isla, me dijo que “se debilitarán seriamente las organizaciones de derechos humanos” en Cuba conforme se agote la ayuda estadounidense.

Su propio grupo, dedicado a recopilar datos de prisioneros políticos y brindarles asistencia legal, ha tenido que despedir empleados y reducir en 50% sus trabajadores por contrato.

Justicia 11J, otro grupo de derechos humanos cubano, tuvo que cancelar presentaciones ante la ONU y la Comisión Interamericana de Derechos Humanos para denunciar la situación de los presos políticos tras las masivas protestas del 11 de julio de 2021.

Camila Rodríguez, líder de Justicia 11J, me contó que Justicia 11J está operando ahora con un equipo mínimo, que está trabajando en forma voluntaria. Esto ha causado “una disminución significativa” en la recopilación de datos y la difusión de contenidos para denunciar las violaciones al derecho de protesta pacífica en Cuba, me dijo Rodríguez.

Una crisis similar golpea a la Voz de América y a varios portales noticiosos independientes de Cuba, Venezuela, Nicaragua, El Salvador y otros países, que también están sufriendo cortes en la ayuda externa de Estados Unidos.

En muchos casos, estos portales son las únicas fuentes de noticias críticas a las dictaduras de sus países y deben competir con poderosas plataformas como Russia Today en Español o la cadena de televisión regional Telesur, financiada por los regímenes de Venezuela y Cuba.

“Los recortes de Trump a USAID y a la Voz de América son maná caído del cielo para China y Rusia”, me dijo Arturo Sarukhan, exembajador de México en Washington. La retirada internacional de Estados Unidos, su abandono de la diplomacia pública y de la capacidad de contrarrestar la propaganda rusa en América Latina “es un autogol de Estados Unidos”, agregó.

Estoy de acuerdo. Ojalá que el Congreso encuentre la forma de frenar parte de los recortes presupuestarios de Trump a quienes se arriesgan por defender los derechos humanos y la libertad de información en estos países. De lo contrario, Rusia, Cuba, Venezuela y sus aliados podrán seguir reprimiendo a sus pueblos sin que nadie denuncie sus abusos.

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