El México que queremos y nuestra lógica

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Pedro Garza, columnista invitado.

¿Por qué boicoteamos lo que queremos?

Por Pedro Garza

 

La mayoría de los mexicanos nos suponemos congruentes, entre lo que deseamos y lo que hacemos, entre la dimensión de lo que deseamos y el precio que se debe pagar para lograrlo, sin embargo, la ilusión de suponer que sabemos lo que no sabemos nos lleva a hacer juicios arrogantes y hasta pontificantes.

Hago esta afirmación al escuchar los juicios de los que se suponen expertos o que basan sus afirmaciones en otros que se asumen como eruditos. Pasan por alto tomar en cuenta que se trata de una situación inédita para nuestra nación. Estos “expertos” ignoran, o hacen como que ignoran, que lo que se vive en el gobierno de México, tiene características construidas durante más de 80 años, y cuyos resultados o efectos son inaceptables para la mayoría de los mexicanos.

Esas características incluyen a un grupo de empresarios que; aprovecha leyes, jueces y funcionarios, que facilitaban la corrupción en concesiones, contratos, y todo tipo de trampas, se enriquecían y transformaban las reglas de la convivencia en un país pobre, desigual, clasista, a pesar de sus recursos naturales, su gente trabajadora, pero sobre todo que controlaron los pensamientos, juicios y emociones de la mayoría de la gente.

Hace poco escuché una anécdota, donde una amiga le decía a otra, “es que este gobierno solo ayuda a los fregados,” y la otra contestó con una afirmación, “es que nosotros somos los fregados.”

Este fenómeno sucede porque las clases medias, aspirantes a burgueses, suponen por ignorancia, que si el gobierno obliga al grupo de empresarios tramposos a los que me referí anteriormente, a pagar impuestos, a cancelar contratos abusivos, a cumplir las leyes u otras ventajas que tenían producto de la corrupción, les afectará a ellos, porque así lo afirman los mal llamados intelectuales, que nos son otra cosa que plumas compradas, que viven y defienden el paradigma de la opción única.

Hace un poco menos de 4 décadas los líderes gubernamentales deslumbrados por las propuestas de los egresados de universidades norteamericanas como Harvard, MIT, la Universidad de Chicago, y otras que dominaban el pensamiento económico y sobre todo financiero de EE. UU. La propuesta era sencilla, aunque injusta y abusiva para los que tenían una desventaja histórica.

Aquellos asesores recién egresados con esa mentalidad, que hoy se conoce como neoliberalismo, porque está basado en un concepto viejo (1776) y hasta ridículo de que una mano invisible ajustaba la oferta y demanda, si no intervenía el gobierno.

Eso animó a la población y más a los gobernantes, que hicieron el gran negocio vendiendo las empresas del gobierno, más la corrupción multimillonaria que se desató superó la venta de aquellos activos, y se empobreció el gobierno y su capacidad de maniobra, sin embargo, la ambición de los mal llamados empresarios empujó a la creación de contratos de explotación y abuso de los recursos naturales y sociales.

Se alentó la inversión extranjera basadas en mano de obra barata. Eso condenaba a los trabajadores a sacrificarse para que continuara fluyendo la inversión, tan requerida.

El tratado de libre comercio nos deslumbró con inversiones de primer mundo, y vivimos la ilusión de estar a la moda, aunque cientos de miles de pequeñas empresas quebraran, por las asimetrías económicas y de relaciones con los poderosos.

Esta nueva realidad aumentó el número de pobres y el número de los negocios informales, en lugar de emprendedores, obviamente, se multiplicaron los empleados, una población que amaba la libertad, la individualidad, y la creatividad, fue transformada en seres inseguros, disciplinados, rutinarios, y conformistas, como los requieren las empresas extranjeras que hacían su agosto en México.

Por fin en el 2018, los más olvidados, los que no sabían de los beneficios de los múltiples tratados comerciales, y los más afectados por la corrupción gubernamental, se decidieron a elegir un presidente que viera este país con un nuevo paradigma, y que los conocía y entendía. Su lema era primero los pobres, y su propuesta principal terminar con la corrupción.

Cuando él hacía campaña, los mismos que hoy le exigen que no haya fallas en su gobierno y obstruyen con sus críticas, financian campañas que descaradamente buscan destituirlo como presidente y eliminar el proyecto de la 4 T, que es la guía del líder de la esperanza, aunque entonces valoraban la propuesta de acabar con la corrupción como una utopía que cuando menos llevaría varios sexenios.

Esas son las incongruencias y juicios arrogantes a que me referí al inicio de este escrito. Sería poco inteligente suponer que habrá cambios inmediatos con un presidente, con más de 2 millones de empleados que viven el viejo paradigma, y muchos de ellos con el vicio de la corrupción; con los asesores e intelectuales que no conocen más que los indicadores, ambiciones, o sueños de la ideología y paradigma neoliberal. Los críticos tienen una tarea fácil o que no requiere la confianza y apoyo de todos los mexicanos.

También sería injusto criticar al presidente por detalles que no nos gustan, o por hacer caso a los que aprovechan el miedo para inventar escenarios infundados. En realidad, lo que está detrás es regresar a sus trampas del pasado y las ventajas de la corrupción que les garantizaba un futuro a costa del sacrificio de la mayoría.

He escuchado objeciones muy bien fundadas, porque nacen de vivencias reales de empresarios honestos, más el análisis presentado, aunque honesto carece de la visión integral que supone un proyecto de nación como el del actual gobierno que se propone mayor equidad, y terminar con vicios como el clasismo.

Yogi Berra, el legendario cátcher y manager de los Yankees decía. “It ain’t over till it’s over”, que en español se puede traducir como, esto no se acaba hasta que se acaba.

Reconozco que jueces corruptos, medios de comunicación y funcionarios, abusivos en diferentes áreas, como verdaderos y honestos empresarios así como gente común con buenas intenciones forman parte de la oposición y dificultarán la tarea que se ha propuesto el presidente de la esperanza, más estoy seguro que entregará su vida por ver el México que deseamos, y con ilusión afirmo que -esto no se acaba, hasta que se acaba-.

pedro_garza@hotmail.com