El proyecto de Iván Duque en Colombia

0
381
Andres Oppenheimer
Andres Oppenheimer

Por Andrés Oppenheimer

Cuando entrevisté recientemente al candidato puntero, en ese entonces, en las encuestas de Colombia para las elecciones del 17 de junio, Iván Duque, una de las cosas que más me llamó la atención fue su propuesta de convertir las actividades culturales de su país en una de sus grandes industrias de exportación.
Parece un asunto trivial comparado con la implementación del proceso de paz y otros temas del día que han dominado la campaña electoral, pero no lo es.
Duque, de 41 años, el candidato del Partido del Centro Democrático del ex presidente Álvaro Uribe, de derecha, es un experto internacional en la conversión de las industrias culturales en un motor de crecimiento económico.
De profesión abogado, Duque trabajó durante más de una década como experto en desarrollo en el Banco Interamericano de Desarrollo en Washington DC. Durante su estadía allí, escribió un libro con el economista Felipe Buitrago en 2013 titulado La Economía Naranja, sobre las oportunidades de América Latina para monetizar sus industrias culturales.
En ese libro, los autores argumentaban que las industrias culturales han crecido exponencialmente en todo el mundo, pero América Latina, a pesar de sus talentos, sólo representa el 1.7 por ciento del comercio mundial de bienes y servicios culturales.
La región no sólo ha producido recientemente directores de cine ganadores de premios Oscar, escritores ganadores de premios Nobel y músicos ganadores de premios Grammy, sino que tiene decenas de miles de productores de video, actores y artistas de enorme talento.
“Estamos sentados sobre un tesoro y no nos damos cuenta de ello”, me dijo Duque en ese entonces, cuando escribí una columna sobre su libro. Citó el hecho de que el Cirque du Soleil de Canadá emplea a más de 4,000 personas y genera un ingreso de más de $800 millones anuales.
En su campaña actual, Duque dijo que una de sus principales prioridades sería diversificar las exportaciones de Colombia, que actualmente dependen en gran medida del petróleo y una docena de otros productos tradicionales. Quiere promover las exportaciones de agro-negocios, el turismo y la “economía naranja”.
“Las industrias culturales ya representan el 3.4 por ciento de nuestra economía, más que el café y la industria minera”, me dijo hace pocos días. “Eso es razón de más para ampliar su abanico de oportunidades”.
Duque ha propuesto crear un área de libre comercio de bienes culturales en América Latina, para permitir por ejemplo que una película colombiana pueda ingresar a todos los países de la región sin pagar aranceles. Eso atraería inversiones y ayudaría a exportar bienes y servicios culturales a todo el mundo, señaló.
¿Podrá Duque hacer todo esto? Al igual que el resto de sus planes económicos y políticos, mucho dependerá de si puede crear su propia base de poder y disipar la afirmación de sus críticos de que sería un títere del líder de su partido, Uribe.
Gustavo Petro, el rival izquierdista de Duque en las elecciones del domingo, afirmó que Duque sería un instrumento del ex presidente para cambiar la constitución y crear una “dictadura uribista”.
Duque dice que eso es una tontería, y pinta a Petro, un ex guerrillero del M-19 que en su momento fue cercano al fallecido presidente venezolano Hugo Chávez, como un “castro-chavista”. (Para que conste, intenté entrevistar a Petro, pero su jefe de prensa dijo que no podía por falta de tiempo).
“Quiero ser categórico: el presidente de Colombia voy a ser yo”, me dijo Duque cuando le pregunté sobre su relación política con el ex presidente Uribe. Agregó: “Y quiero ser claro: yo no voy a modificar la Constitución para que vuelva a existir la reelección”.
Me gusta la idea de Duque de convertir a Colombia, el país de Gabriel García Márquez, Fernando Botero, Shakira y Juanes, en un gran exportador de bienes y servicios culturales.
A menudo, los presidentes latinoamericanos promueven la cultura como un entretenimiento local, o una forma de comprar la lealtad política de actores y artistas famosos. No ven a la cultura como un imán para el turismo y una industria exportadora.
Como dice Duque, la región está sentada sobre un tesoro, y no se da cuenta de ello. Será interesante ver ahora si logra convertir sus ideas sobre la “economía naranja” en realidad.