Hanna Olivas quiere una muerte digna y peleará para conseguirla

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Fotografía cedida por la portavoz de la organización Compassion and Choices, Patricia Portillo, donde aparece Jerry Olivas y su esposa Hanna Olivas, una mujer de 46 años y residente en Las Vegas (Nevada), que lleva años de quimioterapia, tratamientos experimentales y terapias de todo tipo y ahora aboga por una muerte digna para los pacientes con enfermedades incurables y progresivas. EFE/Patricia Portillo /SOLO USO EDITORIAL /NO VENTAS/ SOLO DISPONIBLE PARA ILUSTRAR LA NOTICIA QUE ACOMPAÑA (CRÉDITO OBLIGATORIO)

Las Vegas (NV),  (EFE News).- A Hanna Olivas le diagnosticaron un mieloma múltiple en 2017 y, según las cuentas de sus médicos, le quedan pocos meses de vida. Su caso centra el debate en la Legislatura de Nevada sobre un proyecto de ley que autorizaría la ayuda médica para morir a pacientes terminales.

Olivas, de 46 años y residente en Las Vegas, lleva años de quimioterapia, tratamientos experimentales y terapias de todo tipo.

Hasta el momento, dice ella, nada ha funcionado para reducir los efectos del cáncer de las células plasmáticas, es decir, aquellas que se encargan de producir los anticuerpos del sistema inmune y que, cuando son cancerígenas, crecen sin control y ocasionan daños irreversibles en el organismo.

“Estoy teniendo algunos problemas con mis riñones ahora”, dice la mujer a Efe, que decidió iniciar una terapia experimental y en la que ha puesto sus esperanzas. “No estoy lista para darme por vencida”, asegura.

LUCHA POLÍTICA

Sin embargo, su otra gran batalla está lejos de las consultas médicas y la libra en nombre de miles de pacientes que como ella saben que el desenlace de su enfermedad no será positivo, y que al contrario, les depara dolores y sufrimiento pocas veces manejables.

Olivas se ha convertido en la voz y el rostro de los pacientes con enfermedades incurables y progresivas que quieren que se apruebe una ley que les permita morir con dignidad antes de que los dolores y los efectos de sus padecimientos se apoderen totalmente de ellos.

En Estados Unidos existen leyes que autorizan la asistencia médica para morir en diez estados, que incluyen California, Colorado, Hawai y Washington.

De acuerdo con cifras oficiales, la existencia de dichas leyes permite que 1 de cada 5 estadounidenses tengan acceso a la opción de atención o ayuda médica para finalizar su vida.

En el mundo hay siete países donde se han legalizado diferentes opciones de asistencia para una muerte digna de pacientes terminales.

MUERTE INEVITABLE

Para ella hablar del tema ya es normal, pero su familia no se acostumbra. Entre ella y su esposo, tienen de 9 hijos y 6 nietos.

“Tienen el corazón roto, mi esposo tiene el corazón roto, soy muy cercana a mis nietos, trato de pasar el mayor tiempo posible con ellos, pero esto no ha sido fácil y el tiempo se vuelve cada vez más difícil”, cuenta.

Olivas dice que tras investigar a fondo y hablar con otros pacientes que padecen del mismo tipo de cáncer que ella ya sabe que su enfermedad irremediablemente la llevará a morir por complicaciones respiratorias o efectos secundarios de la quimioterapia.

“Cuando me enteré de la Ayuda Médica para Morir y de que teníamos la opción de no tener que estar en un hospital conectados a esas cosas, no tener que estar rodeados de extraños, sino simplemente poder estar rodeados de nuestros seres queridos y estar en nuestra propia casa, tener ese viaje personal sin estar en un hospital, realmente tuve la certeza de que eso es lo que elegiría para mí”, explica.

Y es una alternativa que no quiere solo para ella, sino para miles de pacientes y por eso tomó la decisión de luchar por ese derecho.

DEBATE POLÍTICO

Patricia Portillo es portavoz de Compassion and Choices, una organización sin ánimo de lucro que se dedica a educar, informar y apoyar pacientes de todo Estados Unidos que desean tomar la decisión de cómo llegar al final de sus días.

Portillo asegura que es necesario entender que la ayuda médica para morir no es lo mismo que la eutanasia o el suicidio asistido, que son ilegales en Estados Unidos, y que de ser aprobada en Nevada, indicaría paso a paso a pacientes qué hacer para ejercer el derecho que la ley puede otorgarles.

“Los doctores deben certificar que el paciente sólo tiene 6 meses de vida o menos, y que no padece una enfermedad mental”, afirma Portillo.

“El mismo paciente debe retirar la medicina recetada por el doctor, y cuando sienta que ya no soporta más los dolores, puede usar la medicina, diluirla en un líquido, y tomarla sin ayuda de nadie, sabiendo que al ingerirla morirá”, aclara.

Los legisladores de Nevada están considerando nuevamente el proyecto de ley Opción de Fin de Vida (AB 351), que ampliaría las opciones de cuidados de salud de fin de vida, y Olivas intervendrá ante un comité de la Asamblea estatal.

Olivas asegura que desea vivir y que disfruta cada día que la vida le regala, pero que tiene claro que la enfermedad no le dará mucho tiempo, así que al menos quiere contar con la opción de despedirse del mundo con la tranquilidad de quien logró ganarle al menos esa batalla a la muerte.