Infancia migrante, resultado de la violencia en América Latina, dice cineasta

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El director de cine mexicano, Carlos Hernández Vázquez, posa durante una entrevista para Efe el 13 de junio de 2022 en el marco de la 37 edición del Festival de Cine de Guadalajara (FICG), en Jalisco (México). EFE/ Francisco Guasco

Guadalajara (México), (EFE).- Los niños migrantes son producto de una sociedad indiferente que prefiere voltear la cara frente a los problemas económicos y de violencia en América Latina, dijo el mexicano Carlos Hernández Vázquez, director del documental “Lejos de casa”, que se estrenó en la sección oficial del Festival Internacional de Cine en Guadalajara.
“Toda la región está trastocada por la violencia, y hay que dar un paso atrás y decir el origen que son las condiciones sociales y económicas en las que nos estamos desarrollando, que seguimos tratando de voltear la cabeza a otro lado, a pesar de que las cosas están estallando en frente de nosotros”, afirmó a Efe en una entrevista.
La película se adentra en los albergues de la ciudad de Tijuana, fronteriza con Estados Unidos, donde residen niños y adolescentes originarios de México y varios países de Latinoamérica, quienes esperan la resolución a sus peticiones de asilo para entrar a Estados Unidos.
Hernández Vázquez estuvo por varios meses en los albergues para recopilar testimonios de varios de los niños y menores de edad que son obligados a huir de la violencia y las pandillas que existen en sus lugares de origen en busca de seguridad y paz y muchas veces sin sus padres.
“Hay una violencia sistemática en toda la región ya sea por política, porque estamos frente al problema de las maras (pandillas) o porque el crimen organizado ha tomado control de las plazas y ha obligado a la gente a buscar seguridad y supervivencia, las cosas se están agravando porque a eso le estamos sumando los problemas climáticos”, expresó.
El realizador afirmó que no hay políticas gubernamentales para atender a estos niños pues es una problemática reciente que responde a cambios en la dinámica migratoria en los países latinoamericanos y producto de las caravanas migrantes de los últimos cinco años.
“Nos percatamos que la situación o el paradigma migratorio había cambiado sustancialmente, dejó de ser la idea del hombre adulto buscando el sueño americano de trabajo y ahora los que estaban migrando eran niños solos o con sus mamás, ese cambio sentí que era necesario darlo a conocer”, explicó.
El documental muestra la manera en cómo llegan los niños a los albergues y la angustia que viven mientras esperan a reunirse de alguna manera con sus padres o familiares que están en Estados Unidos.
Desde muy temprana edad, niños y niñas tienen que enfrentar a las leyes y juicios de los que muchas veces no entienden la razón, pero que saben que es la forma en llegar a su destino de manera más segura.
“Algunos tienen conciencia de que pueden pedir asilo, otros no, y ahí empieza un periodo de aprendizaje, entender que cuando cruces la frontera vas a entrar a juicio y que te van a hacer preguntas y que tienes que acreditar un miedo probable, eso es importante que lo sepan expresar porque de eso depende si logran o no el asilo”, recalcó.
El director aseguró que muchos de los menores permanecen en los albergues por meses pero se convierten en su hogar y en el lugar donde crean vínculos afectivos entre ellos, aunque pocas veces vuelven a verse después de cruzar la frontera.
“Hay una gran hermandad entre ellos, se van tejiendo relaciones de amistad o de pareja y las despedidas son con una carga muy fuerte de nostalgia, saben que es muy probable que no se vuelvan a ver, sin embargo ese periodo juntos es importante porque significa un pequeño respiro de todo lo que viven en el viaje y lo que les espera después”, dijo.
La película compite por el Premio Mezcal al cine hecho en México en el Festival Internacional de Cine en Guadalajara que concluye el 18 de junio.
Hace una semana, la organización Save the Children llamó a las autoridades mexicanas a dar protección especial a la niñez durante la reciente caravana migrante que transita por el estado mexicano de Chiapas en el sur del país, integrada por unas 15.000 personas.
La ONG indicó en un comunicado que una misión de observación acompaña a los migrantes y estimó que alrededor de un 20 % de las personas que integran el contingente son niñas, niños y adolescentes, por lo que pidió protección especial y atención médica para disminuir los posibles riesgos.

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