Leclerc presenta candidatura y ‘Checo’ minimiza daños en Red Bull

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Charles Leclerc. EFE/EPA/JOEL CARRETT

Madrid, (EFE).- El monegasco Charles Leclerc (Ferrari) reforzó su liderato en el Mundial de Fórmula Uno al ganar con claridad, en Melbourne, el Gran Premio de Australia, donde el mexicano Sergio Pérez logró el decimosexto podio de su carrera en la categoría reina, al acabar segundo y minimizar daños en Red Bull, que sufrió el segundo abandono en las primeras tres carreras del neerlandés Max Verstappen, último campeón del mundo.
Leclerc, de 24 años, firmó su cuarta victoria en F1 -la segunda del año, después de la de Baréin- al ganar con un ‘Grand Chelem’: saliendo desde la ‘pole’, liderando de principio a fin y marcando también la vuelta rápida en carrera.
El monegasco venció por delante de ‘Checo’, segundo en el circuito semi-urbano de Albert Park, y del inglés George Russell (Mercedes); que completó el podio en una carrera que confirmó el infortunio de los españoles en este Gran Premio: el doble campeón mundial asturiano Fernando Alonso (Alpine) acabó decimoséptimo; y su compatriota el madrileño Carlos Sainz (Ferrari) tuvo que abandonar, tras accidentarse -sin mayores consecuencias- en la tercera de las 58 vueltas.
Verstappen, de idéntica edad que el piloto del principado de la Costa Azul y ganador hace dos domingos en Arabia Saudí, sufrió una fuga hidráulica y se retiró a falta de 19 giros para el final de una carrera que el séptuple campeón mundial inglés Lewis Hamilton (Mercedes), al que la joven estrella neerlandesa ‘destronó’ el año pasado, acabó cuarto; por delante de los dos McLaren de su compatriota Lando Norris y del australiano Daniel Ricciardo, sexto este domingo ante su afición.
Leclerc lidera ahora con 71 puntos y llegará a Imola (Italia), sede dentro de dos fines de semana del Gran Premio de la Emilia Romagna, con una ventaja de 34 unidades sobre Russell, otro piloto de 24 años, que tras firmar su segundo podio en la F1 -después de acabar segundo el año pasado, bajo el diluvio, la esperpéntica carrera a dos vueltas por detrás del coche de seguridad, en Spa (Bélgica)- ascendió al segundo puesto de un campeonato en el que Sainz, tras “un fin de semana para olvidar”, es ahora tercero, con 33 puntos; y ‘Checo’, cuarto, con 30.
Australia recuperó, dos años después de que saltase por los aires, a causa de la pandemia del covid-19, el posteriormente re-configurado Mundial de 2020; cuando en marzo de ese año hubiese albergado la primera carrera del curso, suspendida apenas unas horas antes de que hubieran arrancado los entrenamientos libres: con todos los equipos y personal desplazado a Oceanía y después de que empezaran a producirse los primeros positivos. Lo hizo no sólo trasmitiendo sensaciones de normalidad, sino de alegría: con las gradas repletas durante todo el fin de semana y una asistencia que, según la organización, superó los 400.000 espectadores.
Leclerc -que el sábado había firmado su undécima ‘pole’ en la F1- mantuvo el primer puesto, por delante de Verstappen, en la salida; en la que Hamilton avanzó dos puestos -al superar a Norris y a ‘Checo’-, para colocarse tercero.
Alonso, al que la mala suerte abrazó con fuerza en estas tres primeras pruebas del año; y que el sábado rodaba en tiempos de ‘pole’ antes de accidentarse en la Q3 de la calificación, mantuvo al principio su décima plaza en parrilla. Y Sainz, asimismo muy desafortunado en la cronometrada principal, y que, al igual que su compatriota salía con neumático duro -el resto de los diez primeros lo hizo con el medio-, perdió cinco plazas; antes de que, al arriesgar para intentar recuperar puestos, tuviese que abandonar: en la tercera de las 58 vueltas que se dieron al remozado Albert Park, con un trazado mucho más rápido que el que había en 2019, cuando el finlandés Valtteri Bottas (Alfa Romeo, octavo este domingo) había ganado la última carrera disputada en Australia. Con un Mercedes.
Sainz, segundo en Baréin y tercero en Arabia, perdió el control de su monoplaza en la novena de las catorce curvas de la pista, trompeando y acabando -sin mayores consecuencias físicas- en la gravilla, de la que ya no pudo sacar su coche. El accidente del madrileño supuso la entrada en pista del coche de seguridad, cuando lideraba la prueba su compañero Leclerc, por delante de Verstappen y de Hamilton; cuya escudería, Mercedes, ‘renqueante’ en el arranque de curso, también minimizó daños en ‘Down Under’ y es segunda -a 39 puntos de Ferrari- en el Mundial de constructores. Un campeonato que las ‘flechas plateadas’ ganaron de forma ininterrumpida durante las pasadas ocho temporadas.
El mexicano de Red Bull iba cuarto cuando se re-lanzó la carrera, en la décima vuelta; con Alonso en décimo lugar. ‘Checo’ rebasó a Hamilton, recuperando la tercera plaza que ocupaba en la formación de salida; antes de que su compañero neerlandés parase, en la 19 -pasando del medio al duro- y Leclerc ya liderase sin ningún tipo de problemas; al tiempo que Fernando adelantaba al francés Pierre Gasly, noveno este domingo con su Alpha Tauri.
Pérez paró en la 21, una antes que Leclerc y dos antes que Hamilton -todos pasando del medio al duro-, que le hizo un ‘overcut’ en ese ‘pit stop’ al mexicano, al que adelantó. Pero dos giros más adelante entró el segundo ‘safety car’, provocado por el alemán Sebastian Vettel, otro de los desafortunados, al que se le paró el Aston Martin.
Vettel, cuádruple campeón del mundo (2010-13, con Red Bull) regresaba al Mundial en Australia tras perderse las dos primeras carreras del año, a causa de sendos positivos por coronavirus. El viernes tuvo un problema de motor que le impidió salir en el segundo libre, antes de que el sábado provocase, primero, una de las banderas rojas del último ensayo; y quedase, después, eliminado en la Q1 (primera ronda de la calificación). En la que sólo pudo participar porque su compañero canadiense Lance Stroll dio pie a una nueva banderola encarnada al causar el accidente de su compatriota Nicholas Latifi (Williams), dando tiempo a que acabasen de reparar el monoplaza del germano.
El ‘safety car’ benefició a Russell, que pasó a rodar tercero, por detrás de Leclerc y de Verstappen -que, al relanzarse la prueba, en la 26, se tiró a cuchillo a por el monegasco, que contuvo con maestría el ataque de ‘Mad Max’-; pero perjudicó a Hamilton, que descendió provisionalmente al quinto. Alonso, que no había parado aún, circulaba cuarto en esos momentos.
‘Checo’, que, a pesar de acabar segundo, no se sintió del todo conforme con el fin de semana -“creo que nos equivocamos con la dirección que tomamos con el auto; y eso nos perjudicó un poco”, afirmó bravo piloto tapatío después de la carrera- había rebasado a Russell antes de la vuelta 39, cuando se ‘ahogó’, a causa de una fuga hidráulica, el monoplaza de Verstappen, decretándose coche de seguridad virtual, cuando Alonso rodaba sexto.
El español de Alpine, que paró en la siguiente vuelta, bajó al decimotercero para afrontar el tramo final de la carrera; siendo de los pocos que rodaban con el medio -en teoría, el más rápido- en esos momentos.
Pero cuando se esperaba su remontada, sus neumáticos, especialmente el delantero izquierdo, comenzaron a sufrir una enorme degradación, por lo que tuvo que volver a sustituirlos a cuatro vueltas del final, y acabó decimoséptimo. “Son 23 carreras y sólo van tres; así que en alguna de las veinte que quedan esperamos tener suerte”, comentó el genial piloto asturiano tras la carrera de este domingo en Australia, donde en 2006 -el año que revalidó título- logró una de sus 32 victorias en la F1: las 32 que cuenta España a lo largo de toda su historia en la categoría reina.
Con el fin del ‘virtual safety’, ‘Checo’ era segundo, por detrás de Leclerc y por delante de Russell. Y así se mantuvieron los puestos hasta el banderazo final, hasta que el ‘príncipe Charles’ pudo saborear un nuevo triunfo, que festejó prácticamente sin despeinarse en carrera. Confirmando que aspira a todo. Y que Ferrari, la escudería más laureada de todos los tiempos, pero que no gana el mundial de pilotos desde 2007 -cuando lo hizo el finlandés Kimi Raikkonen- está, efectivamente, de vuelta.
Adrian R. Huber

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