Los demócratas cierran la campaña más suigéneris de la historia por la covid

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La campaña demócrata ha sido como el alumno disciplinado y modoso de la clase: ha intentado llevar su mensaje a todos los rincones del país que decidirán las elecciones este martes sin incumplir las normas de distanciamiento social, sacrificando multitudes y vistiendo religiosamente máscaras, hasta que hoy por fin se lanzó a bailar en una catarsis final en la víspera de la jornada que podría devolverles la Casa Blanca.

Filadelfia (Pensilvania), (EFE).- La campaña demócrata ha sido como el alumno disciplinado y modoso de la clase: ha intentado llevar su mensaje a todos los rincones del país que decidirán las elecciones este martes sin incumplir las normas de distanciamiento social, sacrificando multitudes y portando religiosamente mascarillas, hasta que hoy por fin se lanzó a bailar en una catarsis final en la víspera de la jornada que podría devolverles la Casa Blanca.
Al candidato demócrata a la Presidencia, Joe Biden, le han criticado la incapacidad de atraer multitudes o de enardecer a sus multitudes. Su rival, el presidente Donald Trump se llegó a mofar de él por llevar siempre mascarilla y no quitársela nunca o de limitar sus mítines a unos pocos asistentes encapsulados en círculos que marcaban la distancia social a la que obliga la pandemia de la covid-19, que ha dejado más de 230.000 muertos en el país.

EL CORONAVIRUS, EL TALÓN DE AQUILES DE TRUMP
El celo de Biden y de su compañera de fórmula, Kamala Harris, quería transmitir un mensaje que hoy repitieron en sendos cierres de campaña en Pittsburgh y Filadelfia, las dos grandes urbes de Pensilvania, un estado clave del que a buen seguro dependerá el resultado final de las elecciones de este martes, 3 de noviembre.
“Escucharemos a los científicos y a los expertos en salud pública”, aseguró Harris esta noche frente a centenares de vehículos repletos de gente en Filadelfia, bajo el sonido ensordecedor de las bocinas.
“Despidamos a Donald Trump; contratemos al doctor (Anthony) Fauci. Trump se ha rendido al virus. Yo jamás me rendiré”, aseguró Biden, quien aprovechó las recientes declaraciones del presidente que consideró que podría despedir al epidemiólogo jefe de Estados Unidos.
Según las encuestas de opinión, la gestión de la pandemia del coronavirus puede convertirse en el fin de los sueños de reelección de Trump, y algunos estrategas demócratas hasta consideran que las grandes multitudes de las que presume el mandatario ofrecen una imagen contraproducente.
Un estudio preliminar publicado hace unos días estima que los mítines de Trump entre junio y septiembre podrían estar detrás de brotes de covid-19 en todo el país y haber ocasionado unas 700 muertes.

¡SEIS PIES, POR FAVOR!
Los mítines demócratas con decenas o pocos centenares de asistentes, la mayoría encerrados en sus automóviles, han contrastado con las multitudes de miles de personas sin máscaras y apretujadas de Trump, pero han servido para inaugurar un nuevo tipo de campaña política.
Esta noche, en Filadelfia, más de 700 vehículos repletos de personas se concentraron en la interminable explanada de aparcamientos del estadio de béisbol Citizens Bank Park, para escuchar a Harris y, en modo remoto, a Biden desde Pittsburgh.
El evento virtual-presencial es otra seña de identidad de los nuevos tiempos. Los asistentes reaccionaban casi con la misma pasión al orador que se encontraba a 400 kilómetros de distancia que cuando alguien aparecía en el atril, que desde la segunda fila de automóviles ya era imposible de otear.
No obstante, la pasión de los asistentes en este evento que marca el cierre de una campaña tensa, enconada y que en ocasiones ha desembocado en choques violentos, era visible hoy pese a la gélida noche de noviembre.
Los cláxones se escuchaban ensordecedores cuando, por ejemplo, Harris sentenció: “hemos sido testigos de los mayores fracasos de una administración en la historia de Estados Unidos”.
Algunos, cada vez más enérgicos por las consignas abandonaron sus vehículos o gritaban desde las ventanas cuando, por ejemplo, Biden apuntó: “mañana es el comienzo de un nuevo día. Mañana pondremos fin a una presidencia que ha dejado a los estadounidenses trabajadores en la intemperie”.
La familias comenzaron a congregarse lo más cerca posible del escenario y para buscar el calor empezaron a bailar con la “playlist” de hip-hop y R&B, hasta que los voluntarios hicieron acto de presencia para tímidamente recordar: “seis pies (dos metros) de distancia, por favor”.
La aparición de John Legend, desde Filadelfia, y Lady Gaga, desde Pittsburgh, que cantaron éxitos como “Glory” o “Shallow”, no ayudó a mantener la disciplina de una campaña que hasta el momento final ha intentado mantener la compostura y que ahora se ve ganadora y se desmelena sin perder de vista al coronavirus.
Jairo Mejía