Mercenario revela que Barcelona es una presencia fija en su vida y da gracias

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El atleta mexicano Carlos Mercenario, medallista olÌmpico en los 50 kilÛmetros de caminata, posa durante una entrevista con Efe en la Ciudad de MÈxico (MÈxico). EFE/ Isaac Esquivel

México, (EFE).- El mexicano Carlos Mercenario aseguró que la ciudad de Barcelona, donde ganó su medalla olímpica de marcha, es una presencia fija en su vida y dio gracias porque a cada rato la gente le renueva su dulce recuerdo catalán.
“Nunca pensé que después de tanto tiempo iba a seguir encontrando personas que me agradecieran; pasaron 30 años y sigo encontrando gente que le abre la puerta a esa señora que se llama Barcelona”, dijo el deportista retirado en una convivencia para celebrar su presea de plata el 7 de agosto de 1992 en la prueba de 50 kilómetros.
Hace tres décadas el mexicano ganó el segundo lugar de la competición más larga del atletismo de Barcelona 1992 con tiempo de 3h 52:09, detrás de Andrey Perlov, de la Comunidad de Estados Independientes (3h 50:13) y delante del alemán Ronald Weigel (3h 53:45).
Ante su familia, medallistas olímpicos y mundiales, además de personalidades de la política y el deporte, Mercenario contó anécdotas desconocidas de su proeza, cuando le dio a México su única medalla en los Juegos de la XXV Olimpiada.
“Me temblaban las piernas antes de salir a la premiación, agradecí tener unos pants flojitos para que no se notara y después me preguntaba, por qué estaba nervioso, si ya habían pasado los 50 kilómetros. Luego me quité la medalla y se la colgué a mi madre”, contó.
Acompañaron al campeón medallistas olímpicos como Lupita González y Joel Sánchez (atletismo), María Teresa Ramírez (natación), Joaquín Rocha y Juan Paredes (boxeo) y Daniel Aceves (lucha grecorromana), además del campeón mundial de boxeo Ricardo “Finito” López y los medallistas mundiales de marcha Horacio Nava, Martín Bermúdez y Germán Sánchez, entre otros.
Uno de los momentos más emotivos de la celebración lo protagonizó el hijo de Carlos Mercenario, de su mismo nombre, quien compite en caminata, y contó al experiencia de crecer al lado de un héroe del deporte.
El presidente del Consejo Mundial de Boxeo, Mauricio Sulaimán, le entregó una medalla simbólica de campeón al marchista, en tanto los comentaristas de televisión Fernando Schwartz, Enrique Garay y Antonio Rosique desvelaron anécdotas íntimas de sus coberturas de las competencias del subcampeón olímpico.
“En los Panamericanos de La Habana 1991 Carlos iba entre los punteros, en la segunda vuelta al circuito estaba deshidratado y con diarreas, en la tercera nos pidió papel; luego ganó la medalla de oro porque no se dio por vencido, a pesar del problema físico”, contó Schwartz.
A los 55 años, Carlos Mercenario, monarca de la Copa Mundial de 1987 y tres veces campeón de los Juegos Panamericanos, se mantiene activo en el atletismo de manera recreativa y da charlas de motivación a jóvenes a los que les cuenta su experiencia de campeón y la adapta a la vida.
Después de su medalla, regresó con su familia a Barcelona, pero nunca aprendió el idioma. “De catalán sólo sé que adéu es adiós”, confesó a Efe horas antes de la celebración de su triunfo.

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