México, (Notimex). – La pancreatitis aguda es una enfermedad grave, que se caracteriza por la inflamación del páncreas y del tejido alrededor de éste. Suele requerir la hospitalización del paciente así se trate de pancreatitis grave o moderada, de acuerdo con el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS).
Los principales causantes de esta enfermedad son los cálculos biliares, el abuso de alcohol y una mala alimentación; de acuerdo con el Manual de Merck de Información Médica General, hasta el 80 por ciento de ingresos hospitalarios por pancreatitis aguda se deben a estos factores.
Otras causas son el uso de algunos fármacos como la furosemida y azatioprina, el uso de estrógenos en mujeres, concentraciones elevadas de triglicéridos, trasplante del riñón, entre otros.
Esta enfermedad es más frecuente en adultos de entre 40 y 50 años y se clasifica en moderada y severa.
La moderada se manifiesta por el aumento de volumen del páncreas y suele responder al tratamiento médico.
La pancreatitis severa es la inflamación acompañada por complicaciones debido a la liberación de enzimas pancreáticas, que provoca digestión del tejido y afectan la circulación sanguínea.
Esto genera colecciones líquidas alrededor del páncreas, que al infectarse crean abscesos que pueden llegar hasta la necrosis.
Los síntomas son dolor intenso en la parte superior del abdomen, algunas veces atraviesa hasta la espalda, la tos, movimientos bruscos y la respiración profunda aumentan el dolor. La mayoría de las personas sienten náuseas, frecuencia cardíaca elevada, fiebre, presión arterial alta, entre otros.
El tratamiento de la pancreatitis leve o moderada consiste en una breve estancia en el hospital, donde se administran analgésicos para aliviar el dolor, mientras que en el caso de la pancreatitis severa además de la estancia hospitalaria se les prohíbe ingerir alimentos o bebidas debido a que esto provoca dolor.
Además se administran líquidos intravenosos, se suele introducir una sonda por la nariz hasta el estómago para aspirar el líquido y el aire, particularmente si persisten las náuseas y el vómito.
Este tipo de enfermedad es prevenible mejorando los hábitos en el estilo de vida, mejorando la dieta y evitando el consumo de alcohol. También se recomienda la actividad física que va desde caminar 30 minutos al día o ejercicios moderados o de relajación.