La elección del Papa León XIV, un defensor de la justicia social y el medio ambiente, y la enérgica denuncia del fundador de Microsoft, Bill Gates, contra su colega multimillonario Elon Musk por estar “matando a los niños más pobres del mundo” podrían parecer dos noticias no relacionadas.
Sin embargo, son parte de un mismo fenómeno.
Juntas, ponen de relieve una disputa cada vez más pública entre los líderes políticos, religiosos y empresariales del mundo.
Por un lado, están figuras como el nuevo Papa y Gates, que utilizan su poder para ayudar a los pobres y proteger el planeta. Por otro lado, están líderes como el presidente Trump y Musk — el hombre más rico del mundo, y alto asesor del presidente de Estados Unidos— que quieren recortar los programas de inclusión social y desmantelar las normas ambientales para hacer crecer la economía.
Es cierto que estas diferentes filosofías políticas han existido desde siempre. Pero nunca han sido tan visibles como hoy, desde que Trump comenzó su segundo mandato, jactándose de impulsar deportaciones masivas de inmigrantes y de recortar fondos para programas sociales, ambientales, y de ayuda exterior.
Por ahora, Trump y Musk están ganando la batalla. Después de todo, son los hombres más poderosos del planeta.
A pesar de las multitudes en el Vaticano vitoreando celebrando la elección del Papa León, la dura realidad es que la Iglesia Católica ha visto disminuir significativamente su feligresía en las últimas décadas.
Si bien hay alrededor de 1.500 millones de católicos en el mundo, las encuestas muestran que la Iglesia está perdiendo seguidores en Estados Unidos, Europa y Latinoamérica, y solo crece en el África subsahariana y en algunos países asiáticos.
El porcentaje de estadounidenses que se autodenominan cristianos ha caído del 91% en 1948 al 68% en 2023, según una encuesta de Gallup. En Latinoamérica, el porcentaje de personas que confían en la Iglesia ha disminuido del 77% en 2001 al 61% en la actualidad, según una encuesta anual de Latinobarómetro.
Los escándalos de pedofilia en la Iglesia y la tendencia general hacia la secularización en los países desarrollados han golpeado a la Iglesia Católica.
Daniel Álvarez, profesor de religiones comparadas en la Universidad Internacional de Florida, me señaló que la Iglesia está creciendo en África porque el catolicismo allí se enseña como un dogma sin ambiguedades, “de una manera fácilmente comprensible para la gente”.
Es probable que el Papa León XIV, quien nació en Chicago pero pasó gran parte de su vida adulta en Perú y se hizo ciudadano naturalizado allí, siga los pasos del Papa Francisco en su intento de modernizar la Iglesia. Esto puede ayudarlo en el mundo industrializado, pero podría no ayudar a la Iglesia a crecer en números absolutos a nivel mundial, afirma Álvarez.
Y en el mundo político y empresarial, hay que admitir que las voces a favor del altruismo y la defensa del medio ambiente, han perdido fuerza en Estados Unidos.
La mayoría de los multimillonarios no son tan generosos como Gates. El 8 de mayo, Gates anunció que donará 200.000 millones de dólares —prácticamente toda su fortuna— para 2045. Aseguró que el dinero se utilizará para erradicar enfermedades como la polio y la malaria, acabar con las muertes evitables de mujeres y niños, y reducir la pobreza mundial.
Gates declaró al Financial Times que Musk, quien lidera la oficina de la Casa Blanca a cargo de recortar los gastos gubernamentales, ha causado estragos en África con sus recortes a la ayuda exterior estadounidense. “La imagen del hombre más rico del mundo está matando a los niños más pobres del mundo no es muy alentadora”, dijo Gates.
No me hago ilusiones de que el Papa León XIII y Gates ganen esta batalla en el futuro cercano. Pero es alentador ver que la cultura del “yo primero” impulsada por Trump y Musk sea cuestionada por un Papa estadounidense, que habla el mismo idioma que Trump, y líderes empresariales como Gates.
Ojalá que León XIV, Gates y otros empiecen a actuar como antídotos al culto de la codicia y la falta de compasión por los vulnerables que propagan Trump y Musk. Sus voces son más necesarias que nunca en la historia reciente.