Tigre Gente, el documental que explora el tráfico del jaguar boliviano a Asia

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Fotografía personal cedida donde aparece Elizabeth Unger mientras recorre el Parque Nacional Madidi en Bolivia, donde se rodó gran parte de su documental "Tigre Gente". EFE/Álbum Elizabeth Unger

Nueva York,  (EFE News).- La directora del documental “Tigre Gente”, Elizabeth Unger, que se estrena este viernes en el Festival de Tribeca de Nueva York, habla con Efe sobre su opera prima, en la que explora la caza furtiva del jaguar en Bolivia al que se le arrancan los colmillos para venderlos en el mercado negro en China y Birmania (Myanmar) como si fueran dientes de tigre.

“Cuando estaba en la universidad estudiando un postgrado sentí que despertaba y que por alguna razón estaba destinada a hacer una película sobre la vida salvaje en Sudamérica”, explica la directora, que anteriormente había viajado a Bolivia donde, como voluntaria en un refugio, atendió a las víctimas del comercio ilegal de fauna salvaje.

La cámara de Unger sigue en Bolivia a Marcos Uzquiano, director del Parque Nacional de Madidi, en su lucha por capturar a los cazadores furtivos de jaguar, animados por las recompensas ofrecidas por los colmillos de estos felinos cuyo precio en su destino final puede multiplicarse por diez.

“Trabajar con jaguares y filmar con jaguares en Suramérica fue una experiencia increíble porque era impensable estar cerca de ellos. Realmente, es asombroso estar tan cerca de una criatura que normalmente nunca verías en la naturaleza”, confiesa.

En China y Birmania, el documental se centra en la periodista de Hong Kong Laurel Chor, que trabajaba de manera encubierta para una ONG para redactar un informe sobre el mercado ilegal de animales salvajes.

Unger explica cómo una de las razones por centrarse en Bolivia es porque quiere llamar la atención sobre el trafico de animales salvajes en América Latina, ya que tradicionalmente se ha vinculado más con África.

El proyecto -explica- nació en 2015 y tras tres años de grabación entre Bolivia, China y Birmania, ve la luz este viernes por primera vez, el primer documental de Unger, que confiesa que hasta ahora su trabajo se había centrado en el fotoperiodismo.

Pero Unger no oculta que espera que su documental se extienda más allá de las fronteras estadounidenses y llegue también a la audiencia latinoamericana y a la asiática.

HONRAR AL JAGUAR

A través de las pesquisas del guardabosques boliviano y su equipo en el impresionante parque de Madidi y las aguas fluviales que lo atraviesan, se van conociendo los entresijos de esta práctica ilegal que amenaza la existencia del huidizo felino.

“En esta película queríamos honrar la intensidad que tiene el jaguar y su significado cultural en América Latina. Esperamos que las audiencias en América Latina, mucha de las cuales vive en las ciudades, empiece a reconectar con el jaguar y a sentir la intensidad, el poder y lo que significa para sus propias comunidades y, quizá, esto ayude a animar a la gente a protegerlo”, dice.

Paralelamente, los ojos de la periodista de Hong Kong descubren no solo los lugares donde acaban exponiéndose estos trofeos, sino su valor cultural y las tradiciones ancestrales que cimentan el deseo de muchos ciudadanos de estos países por conseguir estos productos poniendo en peligro la supervivencia de muchas especies.

LA DESINFORMACIÓN EN ASIA

La joven directora considera que para acabar con este problema es necesario actuar sobre dichas creencias en los países en los que están arraigadas, porque, asegura, mucha gente no es consciente del peligro que esto supone para la fauna salvaje.

Por eso, dice, a las audiencias en Asia quiere mostrarles “cómo la demanda china está provocando que especies en todo el mundo se están diezmando” y muestra su deseo de fomentar el diálogo dentro de la sociedad para abordar las tradiciones que ponen en peligro a muchas especies en todo el planeta.

“El tigre ha sido usado por la medicina tradicional china durante miles de años. Pero en China, la gente que realmente quiere estos productos, que no es todo el mundo, es un número muy pequeño de personas, cree que los tigres no se matan por sus partes. Creen que mueren naturalmente y las partes de alguna manera llegan a China”, comenta.

Para Unger, “con que el 1 por ciento de la población de estos países de Asia estén dispuestos a pagar por estos productos” la caza ilegal de especies en peligro continuará, porque es un negocio muy lucrativo para las mafias y una fuente de dinero para la población empobrecida de las regiones donde habita dicha fauna salvaje.