En un discurso dramático y controvertido ante altos mandos militares el 30 de septiembre de 2025, el presidente Donald Trump presentó su visión de la seguridad interna en términos militaristas, caracterizando a las principales ciudades estadounidenses como campos de batalla y señalando una amplia expansión de la autoridad militar en suelo estadounidense.
“El enemigo desde dentro”
Las declaraciones de Trump, pronunciadas en la Base del Cuerpo de Marines en Quantico, recurrieron de manera intensa a un lenguaje combativo. Invocó repetidamente la amenaza de un “enemigo desde dentro”, advirtiendo que “tenemos que manejarlo antes de que se salga de control”.
Apuntó específicamente contra ciudades gobernadas por líderes demócratas —San Francisco, Nueva York, Los Ángeles, Chicago— declarándolas “lugares muy inseguros” y prometiendo que “vamos a enderezarlas una por una”.
Quizás lo más provocador fue que propuso utilizar estas ciudades como “campos de entrenamiento” para las fuerzas militares de Estados Unidos y la Guardia Nacional. Su mensaje: la seguridad urbana y el orden interno pasarían de ahora en adelante a una lógica de guerra.
Trump también afirmó haber levantado restricciones previas sobre el uso de la fuerza en ciudades estadounidenses y adoptado una política de “ellos escupen, nosotros golpeamos”, una marcada inversión del principio de contención.
Contradicciones con las tendencias delictivas
El artículo de Popular Information enfatiza que muchas de las afirmaciones de Trump sobre el desorden urbano contradicen los datos empíricos de las tendencias del crimen:
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Los Ángeles: En 2024 frente a 2023, los asesinatos cayeron ~14%, los tiroteos ~19%.
En 2025 (enero–julio), el crimen patrimonial bajó ~15%, el crimen violento ~12% (y los asesinatos ~26% menos) según el Real-Time Crime Index. -
San Francisco: Los asesinatos bajaron ~32% en 2024; en 2025 (primeros siete meses) los asesinatos fueron ~20% menores, el crimen violento ~20% menor, el crimen patrimonial ~29% menor.
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Portland: En los primeros siete meses de 2025, los asesinatos cayeron ~51%, el crimen violento ~16% y el crimen patrimonial ~4%.
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Chicago: El crimen violento cayó ~10% en 2024, los asesinatos ~7%. En 2025, el crimen violento bajó ~20%, los asesinatos ~31%, y el crimen patrimonial ~19%.
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Nueva York: En 2024, el crimen total descendió ~3%, los asesinatos ~5% menos. En 2025 (primeros siete meses): asesinatos ~21% menos, crimen violento ~3% menos, crimen patrimonial ~4% menos.
Estas tendencias debilitan la narrativa de un colapso urbano descontrolado que Trump utilizó para justificar el rumbo que describió.
Límites legales y constitucionales
El artículo y otras fuentes adicionales plantean serias dudas sobre la legalidad de tales operaciones militares internas:
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La Ley Posse Comitatus (1878) prohíbe el uso de las fuerzas armadas estadounidenses en la aplicación de la ley interna, salvo autorización expresa del Congreso o la Constitución.
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La Ley de Insurrección sigue siendo la excepción clave, permitiendo el despliegue de tropas solo cuando los estados solicitan ayuda o cuando una insurrección impide la aplicación de la ley federal.
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Aunque el presidente tiene la autoridad para decidir qué constituye una “insurrección”, esa determinación puede ser revisada si se hace de mala fe.
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Un juez federal dictaminó recientemente que el uso de tropas federales por parte de Trump en Los Ángeles fue ilegal, al no encontrar ni insurrección ni incapacidad de las autoridades civiles para cumplir sus funciones.
Juristas advierten que desplegar fuerzas militares contra ciudadanos estadounidenses con fines policiales pone en riesgo el principio del control civil sobre lo militar y abre la puerta a abusos.
Implicaciones más amplias y respuestas
Normalización de la militarización policial
Al describir la disidencia interna, el crimen o la gestión municipal como una guerra, la retórica de Trump difumina las líneas entre la fuerza militar y la autoridad civil. Este encuadre evoca tácticas históricas usadas para reprimir la disidencia y consolidar el poder.
Reacciones de ciudades y estados
Varios gobernadores y alcaldes respondieron con dureza. Por ejemplo, el gobernador de Illinois, J. B. Pritzker, calificó las propuestas de “insanas”, acusando a Trump de adoptar “tácticas de Vladímir Putin”. Líderes de Massachusetts también criticaron el discurso como teatro político.
Respuesta militar y cambio cultural
El secretario de Defensa Pete Hegseth acompañó a Trump en Quantico y respaldó la retórica, pidiendo una mayor exigencia física, reformas en las normas disciplinarias y el fin de lo que denominó “cultura woke” en las fuerzas armadas. Algunos líderes militares respondieron con silencio o reserva, reforzando la norma de que las fuerzas armadas deben permanecer apolíticas.
Riesgo para el orden constitucional
Si las intervenciones militares en las ciudades se convierten en precedente, el equilibrio de poder entre las fuerzas armadas, la gobernanza civil y los derechos individuales podría alterarse profundamente. Críticos advierten de una deriva autoritaria y de la erosión de las libertades civiles.