El presidente Donald Trump ha intensificado su ofensiva contra la educación superior en Estados Unidos, lanzando una serie de políticas y acciones ejecutivas destinadas a reconfigurar el panorama académico.
Reestructuración del Departamento de Educación
En marzo de 2025, Trump nombró a Linda McMahon como Secretaria de Educación y le encomendó la tarea de desmantelar el Departamento de Educación. Aunque esta medida enfrenta obstáculos legales, destaca el impulso de Trump por descentralizar la educación, transfiriendo el control a los estados y las comunidades locales.
Recortes en Ayuda Federal para Estudiantes
La propuesta presupuestaria de Trump para 2026 incluye recortes significativos a los programas de ayuda federal para estudiantes, incluyendo las becas Pell, una fuente vital de apoyo financiero para estudiantes de bajos ingresos. Los críticos argumentan que esto podría reducir drásticamente el acceso a la universidad para las comunidades desfavorecidas y revertir décadas de avances.
Ataques a los Programas de Diversidad, Equidad e Inclusión (DEI)
Trump ha emitido órdenes ejecutivas que prohíben la financiación federal para iniciativas basadas en la raza, el género o la identidad, y ha eliminado las declaraciones de diversidad obligatorias en la contratación de profesores. Organizaciones académicas sostienen que estas medidas vulneran la libertad académica y la autonomía universitaria.
Restricciones para Estudiantes Internacionales
Su administración ha implementado prohibiciones de viaje para ciudadanos de 12 países y restricciones de visas para otros siete, lo que ha provocado una fuerte caída en la matrícula de estudiantes internacionales y ha generado preocupación sobre el impacto económico y académico en las instituciones estadounidenses.
Investigaciones por Antisemitismo en Campus Universitarios
Tras las protestas pro-palestinas en universidades como Columbia, UC Berkeley y CUNY, Trump ordenó investigaciones federales por presunto antisemitismo. Estas acciones incluyen amenazas de retirar fondos federales y la detención de activistas estudiantiles, lo que ha suscitado preocupaciones sobre la libertad de expresión y los derechos civiles en los campus.
Estas acciones reflejan la agenda ideológica más amplia de Trump para reformar la educación superior, lo que ha desatado un debate nacional sobre el papel del gobierno en la academia y el futuro de las universidades estadounidenses.