En una decisión que seguramente quedará registrada junto a los grandes hitos de la jurisprudencia estadounidense, el Comité de Ética de la Cámara de Representantes —liderado por su mayoría republicana— ha asestado un golpe devastador a la mala conducta en Washington al reprender formalmente a la congresista Alexandria Ocasio-Cortez por… prepárense… aceptar un vestido prestado, zapatos, bolso y maquillaje para un evento de moda en 2021.
Sí, mientras la nación lidia con distracciones menores como múltiples condenas penales contra el presidente, un gabinete plagado de conflictos de interés corporativos, y millones de dólares públicos desviados a campos de golf, el comité ha decidido enfocar toda su indignación moral en la verdadera amenaza existencial: si AOC reembolsó correctamente a una estilista y devolvió sus aretes tras la Met Gala.
“¡Por fin, responsabilidad ética!”, declaró absolutamente nadie fuera del recinto del comité, mientras los estadounidenses interrumpían su lectura de noticias sobre el colapso climático, la manipulación judicial y la interferencia electoral para digerir este cataclismo de $3,000 en vestuario.
En una dura carta, el Comité concluyó que la congresista “no actuó conforme a las reglas sobre regalos”. Esto, por supuesto, en marcado contraste con exfuncionarios que simplemente reescribieron las reglas—o las ignoraron por completo—mientras se enriquecían ellos mismos y a sus amigos mediante contratos gubernamentales, operaciones inmobiliarias y escoltas de seguridad pagadas con dinero público.
Ocasio-Cortez reconoció el error, citando retrasos en los reembolsos y una falta de seguimiento por parte del personal—acciones que, según el Comité, rozan el nivel de una crisis constitucional.
Mientras tanto, no hay audiencias programadas para investigar:
-
Funcionarios con acciones en empresas que supervisan
-
Cierto expresidente que usó la Casa Blanca para promover sus negocios
-
O la misteriosa desaparición de normativas éticas para donantes ricos con cargos en agencias federales
Pero tranquilos: un bolso de mano prestado no quedará impune.
A medida que este escándalo finalmente se cierra—tras tres años de investigación y un informe de 26 páginas—solo podemos esperar que futuras indagaciones éticas apliquen esta misma energía incansable e indignación moral a la verdadera erosión de las normas democráticas. O, al menos, que sigan cuidando bien el código de vestimenta.
#Prioridades