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Monday, March 18, 2024
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USTED, ¿Bebe?: El bebedor educado y refinado culturalmente

El alcohol ingerido, ha acompañado a la humanidad desde tiempo inmemorial.   Representa un negocio de billones, en restaurantes, bares, destilerías, cervecerías, eventos deportivos, distribuidores, mercadotécnica, químicos especializados, certificaciones diversas, licencias, impuestos, y sobornos de todo tipo; sin dejar de incluir los costos sociales para tratar el alcoholismo, que son impresionantes.  Desde hace unos 7 mil años en China, y 3 mil en la India, hay evidencias del alcohol ingerido, y desde esos mismos años hay constancia de sus beneficios y consecuencias negativas.  El alcohol es bíblico porque se menciona reiteradamente en la Biblia, y cada cultura de este planeta puede relacionarse históricamente con el alcohol.

Este artículo va dirigido a los que gustan de beber, responsablemente, y por tanto reconocen lo negativo de los excesos, están conscientes del alcoholismo, y de cómo éste representa una calamidad social y trágica en todo el mundo, pero que al mismo tiempo, los que saben –tomar- encuentran una delicia especial, única, exquisita, y como ninguna otra opción muestra la más sofisticada y refinada cultura y educación.  Este artículo por tanto se dirige a los que creen y luchan en contra de los estereotipos de que todo el que bebe consuetudinariamente, es un alcohólico.

Un hombre o dama refinada se guía por las respuestas a las siguientes cinco preguntas para beber alcohol: 1) ¿Por qué bebo?  2) ¿Qué bebo?  3) ¿Cuánto bebo?  4) ¿Con quién bebo? y 5) ¿Dónde bebo?

LA PRIMERA PREGUNTA ¿Por qué bebo?

A la primera pregunta, se responde con un mínimo de filosofía: para estar feliz, para conocer nuevas bebidas, para aumentar mi cultura sobre etílicos o vinos, o cervezas, para disfrutar la compañía, para entrar en ambiente, para relajarme, y muchas más respuestas.  Sin embargo lo más importante es realmente confrontarse, y asegurarse que no se toma para intoxicarse.   El bebedor culto y educado no se intoxica.  Honestamente él o la que crea que lo hace por eso, es momento de dejar de beber.

LA SEGUNDA PREGUNTA ¿Qué bebo?

La segunda pregunta se relaciona con la 3ª, 4ª y 5ª, debido a que el beber es un acto profundamente social, e inevitablemente cultural.  La etiquete es beber lo que agrade a sus amigos, interlocutores, socios profesionales, superiores, colegas, y amigos.  Después del lenguaje, la comida y la música, nada ofrece mayor identidad a los seres humanos como “la bebida etílica” de su tierra: tequila o mezcal para los mexicanos, pisco a chilenos y peruanos, singani a los bolivianos, vodka a los rusos y polacos, whisky a los escoceses, ginebra o gin a los ingleses.   La única excepción a esto son dos, si uno está con un subalterno profesional se escoge la bebida de preferencia de uno, y cuando uno está solo, aunque en mi caso es una rareza que beba solo, por supuesto uno pide lo que se le antoje.   De manera que la regla es si mi amigo es boliviano bebo en su honor un singani, si estoy con una amistad rusa prefiero un vodka, etc.  Es increíble cómo la gente educada aprecia esos gestos que nos da la oportunidad de lucir nuestra educación como buenos bebedores.  A estos gestos se puede agregar una conversación no pretenciosa que muestre a nuestro interlocutor, bebiendo con nosotros, nuestro conocimiento sobre las bebidas.  Si está uno con un boliviano decir: “De verdad los bolivianos dieron en el clavo al utilizar uvas moscatel para hacer su singani, le da un aroma celestial”.   En seguida el boliviano se conecta con uno porque son pocos los bebedores que saben que el singani se hace solamente de uvas moscatel.  Hay otras razones que determinan qué beber.  Por ejemplo, las celebraciones con sus respectivos brindis van perfectas con champagne o vino espumoso.  Celebraciones especiales con amigos, o parientes como el matrimonio de  una hija, o el nacimiento de un nieto, o la graduación de una carrera van perfecto con un oporto añejado, o un brandy, coñac, whisky, o botella de vino excepcional, particularmente marcada para esa fecha con años de anticipación.  Todo es parte del ritual de los bebedores finos y educados.  Yo tengo una botella de Tequila Reserva de la Familia de Cuervo, para mí uno de los más excepcionales y refinados tequilas, que sólo lo uso cuando mis hijos me visitan, o cuando amigos se aparecen sin esperarlos llenando mi hogar y mi corazón de un gran gozo.  Tengo botellas de Oporto excepcional para cuando mi hija se case, cuando nazca mi nieto, y para cuando mis hijos me pregunten, esas preguntas que no se les ocurre por estar tan ocupados con sus vidas.

La otra discusión es respecto a qué beber en banquetes o comidas especiales.  El beber es un acto dinámico, es decir, cambia con los tiempos.  Lo que se acostumbraba antes, ahora ya no, o al menos no igual.  En los banquetes oficiales esto es mucho estándar.  Se empieza antes de sentarse a la mesa con un cocktail, como un Gin Tonic, un Sazerac, o un Mohito.  Mucho lo determina lo que te ofrezcan, raras veces dado el evento tienen un bar tender haciendo a la carta lo que cada quien pide.  Un mesero o mesera pasa con una bandeja ofreciendo lo que ya prepararon. Otra opción es pedir o tomar un etílico que te ofrezcan un whisky, actualmente muy de moda, o un bourbon, o un tequila.  Recientemente, sobre todo por la influencia de California se ha puesto de moda ofrecer vino o champagne, o vino espumoso al llegar previo a la cena o la comida.  Antiguamente, y yo favorezco eso, los vinos son para acompañar con alimentos.  Con una excepción, un vino excepcional va siempre a cualquier hora.  Los vinos blancos acompañan a la sopa o la ensalada, y siguen los vinos tintos. Siempre se usa el mejor vino al final, la razón, después de un gran vino, los vinos buenos saben mal, o no tan buenos.  Los  postres van con vino de postre, o en lugar del postre, sólo el vino, o con oportos que gozan de reputación no sólo como los vinos más nobles del mundo (que se añejan bien en la botella), sino de excelentes vinos de postre.  Otra opción, algo pasado de moda, es incluir con el postre, o después los digestivos o cordiales como el Amareto, Corvasieur, Bailey, Kalua, Mandarin Napoleon, y otros.  La post cena va con Brandy, Coñac, y últimamente con whiskys especiales añejados, o tequilas añejados o extra añejados.   Generalmente, esta post cena va en otro salón, o afuera y con puros o habanos.  Todo lo anterior tiene excepciones por la cultura, los sitios, las personas, anfitriones, y contextos.  Recientemente he participado en cenas donde en lugar de vino se bebe con los alimentos puro oporto (vino dulce), y más recientemente cenas donde sólo se usa whisky o bourbon.

LA TERCERA  PREGUNTA: ¿Cuánto bebo?

Esta pregunta tiene una respuesta sencilla y complicada al mismo tiempo: Hasta evitar estar intoxicado.  Llegar al nivel de intoxicación es precisamente lo que debe evitar un buen bebedor, pues estarlo derrota toda la idiosincrasia de los buenos bebedores.  Quien se intoxica hace el ridículo pensando que nadie se da cuenta.  Las señales son evidentes, se habla de más, se está muy callado, se vuelve uno sentimental, hipersensible, le da sueño, no habla bien, tira por accidente lo que uno va a beber, camina con dificultad, te brillan los ojos, y otras más.  Mientras que muchos dicen que mezclar las bebidas contribuye a eso, yo nunca he encontrado evidencia científica que apoye eso.  Otros dicen que tomar bebidas claras o destilados claros evitan intoxicarse, tampoco lo respaldan estudios.  Lo que sin duda ayuda, y todo los bebedores experimentados lo saben es que comer, tomar mucha agua, y beber despacio los etílicos, ayuda a prolongar una velada o una sesión en buen estado.  Pero debido a múltiples factores como la edad, el peso, la estatura, nivel de tolerancia, y la genética influyen demasiado para establecer reglas.  Sólo el tomador educado sabe no engañarse.  Por supuesto que un conductor designado, un UBER, o un amigo que nos lleve, aunque uno sienta que puede manejar, es un requisito porque los niveles de alcohol establecidos por las policías son de verdad ridículos en el sentido de que uno puede tomar dos cervezas, o dos copas de vino y manejar después de 3 horas, haber comido, y tomar mucha agua, sintiéndose perfectamente bien.  Si por mala suerte la policía te detiene, el alcoholímetro marcará intoxicación debido a que los niveles son de mucha intolerancia.   Desgraciadamente, cuando casi el 40% de los accidentes automovilísticos se relacionan con manejar bajo la influencia del alcohol u otra droga, con eso no puede uno ganar, no importa cuánto demuestre uno que está bien.

LA CUARTA PREGUNTA: ¿Con quién bebo?

El beber no es un acto para hacerlo con desconocidos.  Se bebe con amigos conocidos, parientes, o personas que aunque uno no conozca bien, puede asegurar es seguro beber con ellos. Con quién beber determina mucho qué va uno a beber y cuánto beber.  El bebedor educado nunca insiste neciamente en que tu compañero bebiendo beba contigo.  Todos tienen su límite que discutimos en la pregunta anterior, por lo tanto todos saben cuándo y cuánto tomar.  Mi mejor deleite es beber con un bebedor educado porque aprendo mucho, y mi diálogo es apreciado.  En realidad los etílicos, la cocktelería, los vinos, y las cervezas son una ciencia; sólo los bebedores no-educados carecen de conversación sobre este tema.  Aunque en el otro lado de la moneda, tampoco quiere uno abrumar a tu compañero o al grupo con quien estás tomando imponiendo los temas por apasionantes que sean, pues se vuelve pretencioso hacerlo.

LA QUINTA PREGUNTA ¿Dónde bebo?

Nunca bebas en lugares desconocidos, mucho menos bares inseguros, con gente que desconozcas.  Nunca bebas en donde nadie beba.  Con frecuencia hay reuniones post velorios, o después de un servicio religioso, que se antoja mucho tomar una cerveza o una copa de vino con los alimentos.  Pero si nadie toma, lo correcto es olvidarse del etílico.  Nunca tomes en tu trabajo, al menos que sea tu oficina, tu negocio, y con tus reglas. Todos tenemos nuestros bares, y restaurantes favoritos ideales para beber.

Síntesis

En este artículo, de una serie, hemos introducido las características de un bebedor educado.  Éste contesta a 5 preguntas cuyas respuestas determinan su nivel de educación y refinamiento cultural en el mundo de los etílicos.   En los próximos artículos hablaremos de las cervezas, los vinos, la cocktelería, y los destilados; cómo tomarlos, cómo reconocerlos, y cómo disfrutarlos, con la misma filosofía del bebedor educado y refinado culturalmente.

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