¿Y las mujeres?

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José Luis B Garza
José Luis B Garza

Por José Luis B. Garza

• En el PRI, puros varones

• Superada la “tormenta nacional”

• Hay programa, habrá nombre

Con mayores o menores méritos, con más o menor trayectoria y edad, el lunes nueve personajes fueron consencuentes con su pretensión de dirigir al Partido Revolucionario Institucional (PRI) en Tamaulipas y acudieron a la capital del estado para registrarse.

Si no eran tan conocidos todos ellos, con este proceso ya lo son, cuando menos dentro del vapuleado ámbito priista tamaulipeco: Oscar Luebbert, Alejandro Guevara, Sergio Guajardo, Luis Enrique Arreola, Luis Alonso Camarillo, Roberto González Barba y Miguel Manzur, y dos no tan conocidos, Emiliano Cruz Mireles y Enrique Terán, quienes entregaron su respectiva documentación ante la Comisión de Procesos Internos que preside Lucino Cervantes para ser considerados en la candidatura, previa aceptación de la misma.

Lo anterior ocurre justamente después de que se llevó a cabo la XXII Asamblea Nacional del PRI en el palacio de los deportes de la capital mexicana donde, entre otras cosas, además de la eliminación de los llamados candados a las candidaturas y el bloqueo a los llamados candidatos “chapulines”, a nivel nacional se reafirmaron algunos conceptos que no se ven reflejados en Tamaulipas como lo dicho por el presidente nacional del Institucional, Enrique Ochoa Reza: “Este es un partido político ganador porque tiene a las mujeres, a los jóvenes y a los hombres de mayor talento político en nuestro país”.

Sin embargo, en Tamaulipas, pese a que existe una gran disposición en ese partido para la participación de las mujeres y de que éstas cuentan con una cuota de posiciones dentro de las planillas contendientes, ninguna de ellas, de las priistas tamaulipecas, se postuló para presidir al partido.

¿Pueden reclamar posiciones y privilegios las mujeres cuando no contienden por las más altas posiciones de su partido en Tamaulipas?

¿Merecen ser receptoras de candidaturas y posiciones, en aras de una equidad de género, cuando no participan en contiendas abiertas para poner de relieve lo que Ochoa Reza califica como el mayor talento?

¿Es alguno de los nueve varones registrados el mejor intérprete de las aspiraciones femeninas revolucionarias, al estilo PRI, claro?

Son cuestionamientos que hacemos a sabiendas de que sí existen mujeres muy valiosas dentro de las filas del tricolor, pero que extrañamente ninguna de ellas se siente capaz o autorizada para contender por la dirigencia del priismo tamaulipeco.

Como diría el clásico: Conste, son preguntas.

PASO LA TORMENTA

Han quedado atrás los presagios de divisiones y desprendimientos dentro del PRI nacional que antecedieron a su Convención Nacional. La reciente asamblea número 22 dejó de manifiesto que, cuando menos para efectos internos, el presidente Enrique Peña Nieto tiene control de su partido, pero, además, será la voz única y definitiva para determinar quién será el candidato a la Presidencia de la República para el 2018, y muchos otros candidatos más.

En un fragmento en el discurso de clausura de la asamblea, el mandatario mexicano dijo, muy a propósito de las manifestaciones que se dieron en el seno del tricolor durante varias semanas que “Nuestro partido es diverso, tiene muchas voces. Y la asamblea permitió que todas fueran escuchadas y tomadas en cuenta en la actualización de nuestros documentos básicos.

“La visión de futuro nos habla del México que estamos construyendo. Un México que hace suyo el desarrollo sostenible y la igualdad sustantiva entre mujeres y hombres en la vida política, económica y social del país; que cuida el medio ambiente y que lucha contra la desigualdad en todas sus expresiones.

“Con la declaración de principios, aprobada por esta Asamblea, el PRI ha renovado su vocación popular y su voluntad de seguir siendo protagonista de la transformación de México.

“Cada sector: obrero, campesino y popular, y cada segmento de la población: jóvenes, mujeres, adultos mayores, deberá beneficiarse de la nueva agenda política, que el PRI habrá de adoptar con base en este programa.

El paso está dado hacia la sucesión. Sólo falta el nombre. El programa ya está.