Adesanya, ‘el ultimo maestro del estilo’, cronología del rostro de la UFC

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Israel Adesanya. EFE/EPA/MICHAEL DODGE/Archivo

Redacción deportes,  (EFE).- El nigeriano Israel Adesanya se medirá este domingo al campeón polaco Jan Błachowicz por el título del peso semipesado en el combate estelar perteneciente al evento UFC259 que se disputará en Las Vegas (Estados Unidos).

Tras reinar en el peso medio, el oriundo de Lagos afronta el reto de subir de división y convertirse en campeón simultáneo en ambas categorías -solo cuatro luchadores lo han logrado-. Su rendimiento sobre la tarima brava y la extravagante personalidad de la que hace gala le han convertido en un ídolo de masas. Tanto es así que se antoja complejo disociar la persona del personaje.

Víctima de discriminación racial en su infancia, amante del anime japonés y apasionado del baile. Así si se ha forjado la figura del autoproclamado ‘último maestro del estilo’ el que, para muchos, es el rostro más visible de la UFC.

Tras la derrota de Conor McGregor ante Dustin Poirier y la retirada de Khabib Nurmagomedov, el nigeriano se erige por su carisma e irreverencia, tanto dentro como fuera de la jaula, como uno de los deportistas más reconocibles de la disciplina.

Nacido en Lagos (Nigeria), comenzó practicando taekwondo en la escuela, aunque poco duró al ver su madre como pateaba todo en casa. A los 13 años su familia se mudó a Nueva Zelanda en busca de un futuro mejor. Se instalaron en Rotura, donde Adesanya comenzó a sufrir acoso por su color de piel.

“Vuelvan a su país de negros”, aseguró el nigeriano, en una entrevista para la UFC, que le gritaban a las puerta de su domicilio. La adaptación a una sociedad preeminentemente de raza blanca fue un problema para Israel. Menos del 6% de la población del país proviene de África.

Sufrió acoso intenso desde los 12 a los 18 años. Este traumático trato comenzó a cincelar lo que es hoy día la efervescente y peculiar personalidad de Adesanya. El propio luchador declaró que esta fue la razón que le llevó a entrenar artes marciales, aunque no sería hasta años más tarde.

Prefirió dedicar su adolescencia a disfrutar del baile y animes japoneses como Naruto, Dragon Ball, Avatar o ‘Death Note’. Tal ha sido su pasión, que siempre ha visto influenciada su carrera deportiva por ambos campos. Su apodo ‘The Last Stylebender’ bebe directamente de Avatar: la leyenda de Aang.

Pudo dedicarse profesionalmente a la danza, pero a su mayoría de edad comenzó a entrenar kickboxing. Seis semanas después se inscribió a una pelea aficionada de MMA, solo, sin ningún respaldo y sin tener la más mínima noción. Pese a la humillante derrota que sufrió, su destino se ligó con del entrenador Eugene Bareman.

Al no tener ni esquina ni equipo solicitó a Bareman que le apoyase. La actuación del nigeriano fue estrafalaria, aún así tomo una decisión. Adesanya dejó sus estudios y se marchó a Auckland, donde el neozelandés tenía su gimnasio, para entrenar con él. Pese a darse de bruces ante una negativa en primer término, la obstinación del joven acabó tirando la puerta abajo.

En 2014, a los 25 años, hizo su debut oficial. Tuvo más de cien peleas profesionales y aficionadas de kickboxing a la par que preparaba su transición a las MMA. Combinando ambas disciplinas, llegó a un récord de 11 victorias y ninguna derrota, todas ellas por la vía rápida.

En febrero de 2018 tuvo un abrumador debut en la UFC noqueando a Rob Wilkinson. El baile de Adesanya había comenzado. La semilla del nigeriano germinaba. Su vistoso y llamativo estilo de combate lo colocaron rápidamente en el ojo del huracán. Las gradas se abarrotaban cada vez que subía a la jaula. Su marca habla por sí misma, conserva un récord invicto de 20-0.

Grandes nombres históricos de la UFC han enfrentado Adesanya a lo largo de su camino, todos con un denominador común. Anderson Silva, Kelvin Gastelum, Yoel Romero, Robert Whittaker, Paulo Costa… son algunas de las víctimas que figuran en su particular ‘cuaderno de muerte’. Solo el desempeño de ambos determinará si el último nombre en añadirse a la lista es el del polaco Jan Błachowicz.

Sancho Lladós Sanginés