Cannes (Francia), 25 may (EFE).- Como cada año desde 2005, la alianza entre el Festival Internacional de Cine de Morelia (FICM) y la Semana de la Crítica de Cannes permitirá mostrar una selección de cortometrajes de jóvenes promesas del cine mexicano, que nunca antes habían pisado la turística ciudad de la Costa Azul.
“Todavía me pellizco porque digo cómo es posible esta suerte, este gran tesoro, que yo creo que es lo mejor que le puede ofrecer el Festival de Morelia a los jóvenes realizadores”, afirmó, en conversación con EFE en Cannes Daniela Michel, la directora de la cita cinematográfica de la capital del estado de Michoacán.
En este caso, los elegidos para representar a Morelia en Cannes han sido Daniela Silva Solórzano, José Luis Isoard Arrubarrena, José Permar y José Esteban Pavlovich, todos ellos solo ligeramente por encima de la treintena y venidos desde distintos lugares de México, como la capital, La Paz (Baja California Sur), Hermosillo (Sonora) y Guadalajara.
“Es un ensueño estar aquí, se respira cine”, aseguró a EFE Pavlovich.
“Es muy loco, toda la vida crecimos escuchando y pensando en Cannes como este lugar como al que había que ir”, agregó Silva Solórzano.
Sus cortos, que fueron seleccionados por un jurado de la Semana de la Crítica que viaja a Morelia cada año, componen un mosaico de miradas que augura un futuro del celuloide mexicano mucho más amplio que las grandes figuras de Alfonso Cuarón, Alejandro González Iñárritu o Guillermo del Toro.
Precisamente, el Festival de Morelia nació entre el final de los años noventa y el comienzo de los 2000, en un momento en el que el cine mexicano estaba muy “aniquilado”, según Michel, y con los grandes directores en ciernes yéndose a Hollywood.
Ahora hacer cine es un poco más fácil, sobre todo por las transformaciones tecnológicas, pero sigue sin ser sencillo lograr que despegue un proyecto. En esa carrera, levantarse cada día y no “darse por derrotado”, compartió Silva Solórzano, es todo un reto.
“Son muchos años en que estás hablando de una cosa que no existe (…) No hay una oficina a la cual vas. Es un poco levantarse y hacerlo, seguir escribiendo, en un país en donde están pasando montones de cosas”, añadió.
Ni siquiera para el FICM es un camino de rosas asegurar cada año la continuidad de un festival que busca, ante todo, impulsar nuevos talentos del cine nacional e incrementar la oferta cinematográfica mexicana y su exposición en el mundo.
“Creo que hay una cosa muy buena que está pasando, que es que la industria y las instituciones también están como volteándose y dando oportunidades a otros grupos que tienen menos privilegio. Yo he podido estar estos 14 años de hacer cortos, dándome contra el muro una y otra vez”, opinó Isoard Arrubarrena.
“Pero hay mucha gente, muchas mentes, muchas voces, que durante mucho tiempo no podían flotar a la superficie. Ahorita está un poquito cambiando, aunque creo que falta mucho”, completó.
Su compañero José Permar coincide en que sigue habiendo una “cuestión de desventaja histórica”, aunque ahora hacer cine es más accesible, y para “ecualizar” el panorama considera que tendrían que mejorar sobre todo los aspectos de distribución.
“De pronto uno viene de lugares en donde no hay un solo cine que muestre películas fuera de las 5 que se están mostrando en todas las pantallas en el mundo”, ejemplificó.
El hecho de lo que se muestra en la Semana de la Crítica de Cannes sean cortometrajes -terreno de formación por antonomasia para los aspirantes a cineastas- tiene mucho que ver con esa búsqueda de talentos que impulsa tanto el espíritu del Festival de Morelia como de la sección paralela del Festival de Cannes creada en 1962 por el Sindicato francés de la crítica de cine.
Además, inicialmente Morelia se ceñía a cortos y documentales, aunque a partir de 2007 empezó a incluir largometrajes.
“El corto es la semilla, es el territorio libre del cine”, concluyó la directora del FICM.
Nerea González