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Wednesday, April 24, 2024

HALCÓN DORADO

NOTA DE LA REDACCION: Se reproduce el discurso del Dr. Alfredo Cuéllar ante la Comunidad Fraternidad de Basquetbol, al recibir el premio “El Halcón dorado”. El Dr. Cuéllar, además de ser un destacado académico, analista brillante e indiscutible líder de causas justas, fue, también, un destacado deportista, que dejó huella participando en equipos internacionales de básquetbol.

El único animal que no juega ni jugará nunca basquetbol es el pescado, porque le tiene miedo a la red.

Pero nosotros todos, al contrario, nos encanta meter la pelota en la red.

Para los que no me conozcan soy Alfredo Cuéllar, de la generación olímpica 1967-1969 y represento humildemente a todos ustedes.

GRATITUD

Imposible empezar sin reconocer que entre el auditorio están presentes algunos de nuestros maestros.  Confieso que eso me pone algo nervioso, pero reconozco que su presencia no sólo nos inspira sino nos bendice.  Gracias Profesor Moreno.

Hay personas con visiones y hay personas con visiones que son trascendentes, memorables, históricas y eternas; Francisco “Pancho” Ramírez, eres de estas últimas.  Quienes te hayan influido y quienes te hayan ayudado a hacer realidad este sueño de estar reunidos, un sueño que muchos de nosotros ni siquiera nos atrevimos a soñar. Pancho querido recibe nuestra más sincera, efusiva, honesta, entusiasta y eterna gratitud.

COMPAÑEROS, HALCONES, ENEFOS Y ESEFOS, DAMAS Y CABALLEROS pongámonos de pie para agradecer con un aplauso como sólo nosotros sabemos dar a Francisco “Pancho” Ramírez y su equipo.

PRIVILEGIO

La oportunidad de dirigirme a todos es quizá una de las más grandes distinciones que haya tenido en mi vida, y les diré mis razones.  Nada me ha dado tanto como el basquetbol; este deporte no sólo fue “el deporte” que practiqué, trato de seguir practicando, aunque cada vez que juego me lleva una semana recuperarme, fue, es y seguirá siendo mi forma de vida.

VALORES DEL DEPORTE

La disciplina, el trabajar en equipo, el entender la autoridad del entrenador, así como respetar y atender al capitán, inspirarme de los jugadores con más experiencia, ayudar a los nóveles pacientemente, no rendirme ante la adversidad, aprender de las derrotas y sentirse afortunado y con gratitud en las victorias, destacando siempre que fue el equipo el que hizo posible la victoria, ese legado nada ni nadie nos lo puede dar como nos lo dio el basquetbol.

No es exagerado decir que le debo al basquetbol lo que soy y hoy rindo homenaje a ese deporte que nadie mejor que ustedes lo representan.

ADMIRACIÓN

La segunda razón de porqué me siento distinguido al estar en esta palestra, es que a nadie he admirado tanto como a ustedes, siempre quise tener la estatura de los Larrazolo, el tiro de Arturo, la sagacidad estratégica de Manuel Bernardo, las habilidades del “Memote,” y cientos de otras características más, que nunca tuve de muchos pero inspirándome en ustedes traté de tenerlas, e hizo de este ser humano que ahora les habla un jugador esforzado, más que destacado.

Lo que me recuerda un chiste. Ya que hablamos de Arturo Guerrero, mi gran compañero de grupo, ¿en qué se parece Arturo Guerrero a Ramón Ayala?   En que… “El tiempo pasa, y no te puedo olvidar.”

Mi caso es diferente, no sólo no se acuerdan de mí, sino que mi doctor me aconsejó que ya no jugara basquetbol.  Extrañado y con pena le pregunté: “¿tan mal está mi corazón doctor?”  Me dijo: “de la salud está muy bien, pero lo vi jugar y es mejor que deje de dar lástima.”

Fue entonces cuando pensé en convertirme en árbitro, pero cuando me di cuenta de que no estaba ciego, desistí. Ya ven como dicen “esos árbitros están ciegos.”

AMOR

Regresando, a lo serio, decirles que los amo, aunque no los haya visto con la frecuencia que mi corazón y mi alma me dictaban, es un poco cursi, pero los viejos nos hacemos cursis, románticos, y vulnerables, pero lo más importante es que decirles que los amo es justo y es cierto.  Verlos aquí ahora, algunos con sus familias, es uno de los regalos más exquisitos y preciados que haya tenido en la historia de mi vida, (que se hace particularmente especial por la presencia de uno de mis queridos hijos, al que es tan difícil de ver por sus ocupadas agendas,  y que casi no viene a México).  Como ven estoy hecho una madeja de sentimientos, emociones y pasiones.

MÁQUINA DEL FUTURO

Me siento como si tuviera una máquina del futuro y el privilegio de estar terminando la ENEF, me metí a la máquina y salgo en este momento después de medio siglo.  Así los veo, así los quiero, con el ahorro acumulado de estimarlos por más de 50 años; años que no pude escucharlos, animarlos, verlos hacerse de la 3ª edad y acompañar a los que hoy no están con nosotros en el viaje eterno después de la vida.  Para ellos pido unos segundos de silencio.

Gracias.  Lo que me lleva a un punto importante y destacado de esta noche; hemos pasado una pandemia sin anales en la historia reciente, algunos dicen que seguirá y que todavía no ha llegado lo peor.  Yo digo ¡celebremos estar vivos¡, ¿qué mejor regalo podemos tener sí además de estar vivos tenemos un evento como éste?

SUMANDO EXPERIENCIAS

Sumar nuestras edades no sería tan valioso como sumar nuestras experiencias; somos un grupo de excepción que nos tocó inventar el basquetbol mexicano, no había tiro de 3 puntos, no había límite para tirar, se podían pasar minutos sin que hubiera un tiro, había acarreo, que ahora no sólo lo permiten sino lo enseñan; apenas surgía el faul de ofensiva, era una novedad la zona de presión, si eras alto debías jugar centro o poste.  Todo es diferente y con esos cambios existen ahora miles y miles de equipos en el mundo, millones de gimnasios y muchos más millones jugando como lo hicimos nosotros hace años.

LA CADENA INTERMINABLE

Hoy aquí, en este gimnasio de memorias preciosas, en estas aulas donde deambulaba, Slim, el Ojitos, el Charro, el Chupamirto, Ugartechea, el Popis, el Dr. Amaro, el Dr. Quiroz, El Barrilito, Raúl y Amaro López, César Moreno, Manuel Barragán, Alfonso Taboada, Decima y muchos más.  Ellos nos marcaron, como nosotros ahora marcamos a muchos y a muchas y los que egresan de esta escuela les toca seguir marcando a niños y jóvenes de México, los legados se pasan de generación en generación.  Somos como una cadena cuyo principio desconocemos y el fin no vemos.

Hablando de lo que no vemos, ¿sabían ustedes que los jugadores de baloncesto se tienen miedo a sí mismos?.   Porque no les gustan las grandes alturas.

FALTA MUCHO

Nos falta mucho y muchas cosas en nuestra profesión. No nos conocemos ni nosotros mismos, debemos identificar a profesionales distinguidos.  Debo recordarles que una razón doble nos hace fraternos: ser profesores de E.F. y ser basquetbolistas.  Desde ese punto de vista, hemos cometido un gran error, excepción del glorioso día de hoy, carecemos de biografías, datos y hazañas de los miembros de esta generación; si llegaran a existir ni siquiera tenemos una hoja web o una publicación donde leerlas.  Por eso no es casualidad que siga siendo más conocido y célebre un ex enefo, famoso por lo negativo: Fidel Corvera Ríos, zacatecano deportista, buen mozo, y de inteligencia superior, fue guarura, donde empezó su carrera de bandido, fue un criminal, que tuvo la osadía de asaltar una camioneta bancaria en espectacular escenario valiente, decidido y de dotes de liderazgo dentro y fuera de Lecumberri donde fue finalmente abatido por otro criminal apenas en 1966.  Sobre él se ha escrito más que sobre cualquier profesor de E.F. o cualquier basquetbolista.   Aparte de imitar a Francisco para saber reconocernos, nos falta en México construir más laboratorios de rendimiento físico, medicina deportiva, psicología deportiva, sociología deportiva, encontrar y probar todo lo que el deporte logra en la gente a través de estudios longitudinales, correlacionar las actitudes políticas con prácticas deportivas, estudios sobre el ego exagerado de estrellas deportivas por razones mercadotécnicas, identificar las filosofías deportivas de México y los mexicanos; tratar de entender por qué unos siguen activos físicamente y otros dejan la actividad física al retirarse del deporte organizado.  Necesitamos académicos, periodistas y escritores que rescaten y orienten la historia del basquetbol, de la E. F. y otros deportes.  Nos faltan nuevas profesiones como Economía Deportiva, Estadística Deportiva. Lograr que exista un rendimiento de cuentas de institutos del deporte, federaciones, escuelas y cursos; tener mas profesores internacionales en las escuelas; maestrías, doctorados y mucho más.

Pero somos, sin lugar a duda, una generación que hicimos lo que pudimos, cuándo pudimos y cómo pudimos, y si de algo sirve mi juicio personal, yo les aseguro que no lo hicimos mal, creo que es justo decir que: dejamos huella, una marca profunda que le corresponde a los historiadores marcarlas y destacarlas.

Por cierto, ¿qué deben hacer si ven a un elefante con una pelota de basquetbol?.  Muévanse a la chingada porque los aplasta.

Y, ¿saben cuál es la diferencia entre los jugadores de basquetbol y los de fútbol?  Los jugadores de básquet, sí reciben lesiones reales.

Ah, ¿cuál es el tiro favorito de un pirata?  El gancho.

¿Cuántos jugadores de basquetbol se necesitan para cambiar una llanta?
Uno, pero si es un reventón, aparecen todos hasta los que no invitaste.

APLAUSOS Y ABRAZOS

Concluimos.  Estamos aquí hoy celebrando vidas y legados, es un regalo que nos da la vida.  Démonos un aplauso final seguido de muchos abrazos, para que no nos pase como a los dinosaurios que nunca juegan basquetbol, ¿saben por qué? porque están muertos.

Gracias.

Tengo una nieta que resultó muy intelectual, y le pregunté:

– a ver mi nietecita, ¿de qué otra manera le puedes llamar a tu abuelito:

– Hizo una pausa breve y me contestó: “abuelo, longevo, anciano, maduro, tradicional, vejestorio, matusalén, lejano, decrépito, veterano, senil, achacoso, vetusto, centenario, añoso, arcaico, anticuado, pretérito, antiguo, rancio, fósil, , trasnochado, antediluviano, arqueológico, gastado, estropeado, deslucido, ajado, usado, destartalado…”

– Párate, párate la interrumpí.  La próxima vez sólo miéntame la madre y te ahorras palabras.

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