López Obrador, si, pero…

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José Luis B Garza
José Luis B Garza

En este momento, de acuerdo con las mediciones de diferentes empresas encuestadoras, estamos en condiciones de decir que si hoy fueran las elecciones de presidente de la República en México, Andrés Manuel López Obrador sería el ganador.
Pero las elecciones no son hoy.
El tabasqueño parece perfilarse con su partido, Movimiento de Regeneración Nacional (Morena), como quien podría arrasar en el proceso electoral de 2018 gracias al creciente número de adeptos a su partido, procedentes de diversas organizaciones y corrientes que, por convicción, simpatía o resentimiento a sus partidos de origen o al sistema, se unen a la causa de Andrés Manuel donde las decisiones, acciones y programas son dictadas por el carismático político casi en forma autocrática.
De aquí en adelante también se dará una incorporación (¿Se da?) de oportunistas que ven la posibilidad de posicionarse muy a tiempo para tener un lugar dentro de la causa morenista que les permita ocupar un puesto en una administración bajo la presidencia de López Obrador, que muchos ven como inminente.
Esta será la tercera ocasión en que parece inevitable el triunfo del controvertido político. En las dos anteriores, obviamente, no ganó.
Pero en política todo puede ocurrir y en las últimas semanas, visto como el enemigo a vencer por el resto de los institutos políticos mexicanos, se han producido algunos ataques y señalamientos que han tenido un efecto en la opinión pública.
Uno de ellos se originó en una entrevista con el presidente del Partido Revolucionario Institucional, Enrique Ochoa Reza, que sostuvo el conductor Joaquín López Dóriga, donde básicamente el líder priista cuestionó la salud de López Obrador, que ha sido ya repetido por otros dirigentes del Comité Ejecutivo Nacional del PRI.
El otro aspecto que el priista cuestiona es cómo alguien que supuestamente no tiene capital ni fortuna, ni siquiera una tarjeta de crédito, puede viajar por el mundo y demostrar solvencia para que le otorguen una visa para visitar países, especialmente los Estados Unidos.
Donde seguramente no le fue como esperaba fue en su reciente viaje a los Estados Unidos, donde la implacable naturaleza desató una tormenta de nieve que impidió a Andrés Manuel concurrir ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos ya que sus oficinas se encontraban cerradas. Ahí el líder máximo de Morena pretendía reclamar el respeto a los derechos humanos de los migrantes mexicanos en la Unión Americana. Ahí sí que ni cómo culpar a la mafia del poder.
Por si fuera poco el padre de uno de los 43 normalistas desaparecidos en el estado de Guerrero, Antonio Tizapa, lo confrontó suscitándose un desencuentro que sus detractores y rivales políticos han capitalizado.
Por otra parte, la impresión de algunos de los representantes de medios informativos que tuvieron oportunidad de participar en la conferencia de prensa que tuvo lugar en el “National Press Building” de Washington, es de que López Obrador fue muy cuidadoso en sus expresiones, sin manejarse con su habitual efusivo discurso. De hecho lo calificaron de conciliador.
No se pretende afirmar, desde luego, que han desinflado la popularidad del tabasqueño. El cuenta con un importante número de adeptos que lo van a respaldar con pasión en su carrera hacia la presidencia, pero necesitará, en su momento, el voto de muchos más.
Pero los ataques arreciarán y son muchos meses los que faltan para las elecciones federales. Mantenerse en el ánimo de los electores y crecer será su gran reto.