Té verde ayudaría a mejorar alteraciones de síndrome de Williams-Beuren

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México,  (Notimex).- Un grupo de investigadores descubrió que uno de los antioxidantes del té verde ayudaría a mejorar los problemas cardíacos y cognitivos asociados al síndrome de Williams-Beuren, una enfermedad que se da en una de cada 10 mil personas.

El síndrome de Williams-Beuren es una enfermedad genética poco común, que presenta un conjunto de alteraciones neurológicas y cardíacas, y que afecta por igual a hombres y mujeres, además de que las complicaciones cardiovasculares son el problema de salud más grave de los pacientes afectados, que también presentan alteraciones cognitivas.

De acuerdo con un comunicado de la Universidad Pompeu Fabra (UPF), ubicada en Barcelona, el estudio realizado en ratones mostró que la epigalocatequina-3-galato (EGCG), antioxidante más abundante en el té verde, puede mejorar la hipertrofia cardíaca.

Victoria Campuzano, quien encabeza la investigación de la Universidad Pompeu Fabra (UPF), del Centro de Investigación Biomédica en Red de Enfermedades Raras y del Instituto Hospital del Mar de Investigaciones Médicas (IMIM),  mencionó que durante el ensayo preclínico se disolvieron extractos de té verde en el agua de bebida de los ratones, comenzando en tres periodos diferentes (prenatal, juvenil y edad adulta).

Después se realizaron diversas pruebas de comportamiento y análisis histológicos y moleculares para analizar los efectos del tratamiento, detalló.

La primera autora del artículo y estudiante de doctorado en el Departamento de Ciencias Experimentales y de la Salud (CEXS), de la UPF, Paula Ortiz-Romero, destacó que “la EGCG es un compuesto natural que actúa mediante la estimulación de la vía de Nrf2, y lo que conseguimos es aumentar la expresión de los propios antioxidantes endógenos del organismo”.

En conjunto, expresó Campuzano, “nuestros resultados sugieren que la EGCG podría tener un efecto terapéutico y un papel preventivo para el síndrome Williams-Beuren, lo que nos anima a seguir investigando”.

En el estudio, financiado por la Generalitat de Cataluña y el Ministerio de Economía y Competitividad, han participado otros seis investigadores de la UPF y también del IMIM.